El campamento entero se reunió para ver el Corazón de Luna, el artefacto legendario, el objeto por el cual tantos habían muerto.
Zara lo desenvolvió ceremoniosamente de sus envolturas protectoras. Era un cristal del tamaño de un puño que pulsaba con energía lunar pura. Luz plateada irradiaba desde su centro, proyectando sombras danzantes que parecían tener vida propia.
—Es hermoso— Luna susurró con reverencia.
—Es peligroso— Zara corrigió, aunque había admiración en su voz. —Increíblemente peligroso.
Dante se acercó, sintiendo el poder incluso a distancia. El cristal respondió a su presencia, brillando más intenso. Su sangre, Mora, su poder primordial, resonaba con el artefacto.
—Puedo sentirlo llamándome— Dante murmuró, extendiendo su mano.
—No lo toques aún —Zara advirtió. —No sin preparación. El Corazón de Luna puede aumentar exponencialmente las habilidades de cualquier lobo, pero también puede corromperlos si su corazón no es puro.
—¿Qué tan exponencialmente?— Erik preguntó, fasc