Clara
No me gustaba nada.
La sola idea de que Rowan se fuera con esos hombres me revolvía el estómago. Algo en toda esta situación me oprimía el pecho, como si el aire se hubiera vuelto más pesado. Los veía de pie, tan seguros de sí mismos, como si pudieran arrastrarlo a cualquier parte sin importar lo que yo sintiera.
Y yo… yo no confiaba en ellos.
Me acerqué un paso, sin pensarlo, y sujeté la mano de Rowan. Mis dedos se aferraron a los suyos como si así pudiera encadenarlo a mí.
—No quiero que vayas… —susurré, apenas un hilo de sonido.
Él bajó la mirada hacia mí, y la dureza de su expresión se suavizó.
—Mi amor —murmuró con calma, envolviéndome con su calor—. Ya revisamos los alrededores, estás a salvo aquí. Yo solo iré a revisar eso que están diciendo.
Negué con la cabeza, apretando los labios. El miedo se me escapaba por los poros, helándome las venas.
—Pero puede ser peligroso… —insistí contra su pecho, escondiendo el rostro en él. El olor de su piel me envolvió, fuerte y tranqui