Podía decir que la vida siempre la tuve planeada, pero siempre se me ha salido de las manos, mire en mi reflejo el labial que colocaba, rojo. Podría decir que adoraba el desastre, pero sería decir, que cada día él como este había llegado a mí no me había generado conflicto.
—¡Blair como no salgas entró y te saco yo!—, gritó Nina del otro lado de la puerta—, ¡Que quiero entrar! Rodé los ojos para acercarme a la puerta y abrir notando como mi amiga parecía querer golpearme. Me jaló sacándome del baño para adentrarse ella. —¡Por algo tienes habitación!—, me reprendió—. ¿Ya estás lista? Ni siquiera estaba segura de querer salir de aquí, había terminado con Luke hacía tres días, cuatro horas y siete minutos. Seguro salir de aquí sería un desastre y si me lo encontraba mucho más. —Si Nina—, me limité a decir, tajante. Adoraba a Nina, éramos mejores amigas desde que me mudé aquí con Luke y las cosas parecían ser perfectas, huí de mi casa con él y creí que el amor lo podía todo. Me equivoqué. —Genial. Logan nos espera abajo ya, será una noche increíble—, prometió acomodando mi cabello—. Te prometo que te cuidaremos. —Estaré bien—, le consolé. Aquella chica con el cabello perfectamente pintando la mitad negro y la mitad rojo era mi adoración, en medio del caos y de todo la conocí, fue como encontrar un ángel de la guarda. Bajé con ella después de tomar mis cosas bajando un poco aquel vestido negro. Y en lo único que podía pensar era en aquel mal presentimiento que se posaba en mis venas. —¡Qué son las chicas más guapas!—, saludó él. Los conocía a los dos, intentaban hacerme sentir increíble, pero en mi cabeza solo paseaba la idea de que esto era una muy mala idea. Un mal presentimiento y una mala decisión. Durante todo el camino a aquel bar pensé en ello, había escuchado a Luke decir que no podría terminar aquella relación tan fácil y podía asegurar—sino es que jurar—que él hablaba completamente enserio. Cuando llegamos al bar mi primer pensamiento fue buscarlo con la mirada, era miedo. Él generaba en mí justamente eso, y en aquella mesa miré a mis dos amigos, quienes compartieron una mirada. —No estás sola Blair—, Francis tomó mi mano. Entendía lo que querían hacer pero dentro de mi cabeza en lo único que podía pensar era en que ambos sentían lástima por mí. —No. Estamos en un antro, con personas rodeándonos—, dije en tono bromista—, ¿Un shot? Nina ante mis palabras emocionada le pidió al mesero tres shots de su mejor tequila, divertida bailando ante ello. —¡Qué esto saldrá bien! ¡te prometo que esta noche es la primera de tu vida! Nada volverá a ser igual. Quizá Nina tenía voz de profeta o en sus labios cayó toda la razón del mundo, pero así fue. Los tres bebimos un trago tras otro, tras otro. Y aquella noche se convirtió en una borrachera, mis ojos viajaron a aquel hombre, sentado en la barra con una mirada oscura y su semblante completamente serio, miró hacia mí y un par de miradas cruzadas parecieron ser algo que generó curiosidad en mí. —¡Blair! ¿Puedes ir por más shots?—, pestañeo Nina con burla—, De aquí tú no sales si no estás en completo estado de ebriedad. —Sí, ¡Queremos de regreso a nuestra Blair!—, añadió Francis. Rodé los ojos pero no me negué, camine hacia la barra y apoyando ambas manos miré hacia el bartender. —Tres shots de tequila, por favor—, mencioné sobre la música a lo que asintió. —¿Serás capaz de introducir tres shots de tequila en tu cuerpo?—, se mofó aquel hombre bebiendo de su vaso—. Demasiado para alguien tan pequeño. —Podría ser que no lo logres tú—, le insinué—. Si es que te preocupan tanto los tamaños. —Podría hacerlo mil veces mejor que tú—, me retó—. Aunque me sorprende más lo avalentonada que te escuchas. —¿Querías que te tuviera miedo?—, me mofe burlona—. Qué pena, que eso no podrías verlo nun-ca. —Demuéstralo. Mis cejas se fruncieron lentamente para verle con confusión. —¿El que? —Que puedes hacerlo mejor que yo—, se inclin hacía el mesero—. Tres iguales a los de ella. Chasquee la lengua. Podía negarme y decirle que no había nada que yo quisiera demostrarle, pero eso sería el acallar mi ego y ese era mucho más grande que lo que podía decir. Agradecí al mesero quien me miraba con cierto toque de duda, parecía ser ello. —¿Y si llegas a perder?—, miré directamente a sus ojos—. sería penoso, ¿No? —No hay nada en lo que yo pierda—, se jactó—, Aunque podrías llevarte una sorpresa. —Lo dudo. El mesero le dejó su bebida para mirar por una vez más a mi dirección antes de marcharse, podía ver en sus ojos la pena, sin embargo de sus labios no salió absolutamente nada. —¿Tienes nombre?—, se mofó—. Será interesante saber el nombre de una perdedora. Podía asegurar que él ya se encontraba completamente ebrio, sin embargo me generaba demasiadas intrigas, aquellos ojos color gris y su mirada completamente penetrante. Añadiendo el hecho de que yo sí me encontraba completamente ebria. —Blair—, miré en su dirección—. ¿Quieres hacerlo ya? Que me seco la garganta. El se mofó de mí, sin embargo después de un conteo ambos comenzamos a beber aquel elixir de la vida, y no fue hasta que tome el tercer vaso, que algo sucedió. Algo que lo cambió absolutamente todo. —¿Qué demonios haces aquí Blair?—, preguntó, su voz… Aquella voz generó que mi sangre cayera justo a los pies. —Luke… —¡Te hice una maldita pregunta Blair! ¿Qué diablos haces aquí!—, podía ver en sus ojos castaños la furia que yacía en mi dirección. Aquel rostro rojo lleno de ira. Me sentí pequeña. —No es de tu incumbencia—, mencioné sacando valor—, Terminamos. —¿Terminar?—, se burlo de mí—, ¡No seas tonta Blair! ¿Es acaso que crees que tú puedes tomar una decisión? —¡Tu y yo no somos nada! Y quizá fue el alcohol que cruzó todos los recuerdos, mi mente y mi ser. Pero después de que un golpe llegara a mi rostro, todo se nubló. —¡Con los hermanos Alaister!—, escuché de manera burlona y con la voz completamente distorsionada—, ¿Enserio Blair? ¡debes de estar completamente loca! Podía ver en medio del caos, a Francis tomándome del rostro, mientras que aquel hombre estaba a un lado de otro, mirando en mi dirección. —¡Eres una cualquiera!—, llegue a escuchar. Y si es que la vida estaba planeada… La mía se me fue de las manos.