Dos de las cosas más estruendosas habrían sido despertar y otra, no saber dónde me encontraba, con el dolor de cabeza al máximo, y el toque de culpa por no recordar absolutamente nada de la noche anterior, entre recuerdos vagos y lo que sería el mayor desastre de mi vida, miré por toda la habitación dando por hecho que si, no recordaba absolutamente nada—ni del cómo llegué aquí— tome una bocanada de aire y me levanté, tomando todas mis cosas a prisa, hasta que una nota con mi nombre llamó mi atención.
“No estoy en casa, así que no te tomes las prisas de salir corriendo. Te llevarán a tu casa cosa que no está a discusión. Apostaría también, que olvidaste mi nombre, buena suerte con ello, Blair”—Alaister. —Mierda. *** Cuando salí de esa casa lujosa, podría apostar que parecía una gallina, o cualquier animal temeroso, ¡Podría haber incrustado mi cabeza bajo tierra! —¿Es todo?—, pregunté abrazando mi cuerpo con miedo—. Lo es, ¿No es así? —Sí. Te llamaremos cuando tus análisis estén listos. Agradecí tomando mis cosas. El chofer de aquel hermano me habría dicho, que habrían incrustado algo en mi bebida, que aquel golpe que me metí en la cabeza—que dolía como el mismísimo infierno—era por culpa de mi ex novio, al igual que la droga que me hubieran proporcionado. Por tanto, los nervios me incrustaron en la piel aún más. —Creí que te acobardarías—, mencionó con descaro el, mire en su dirección. Sabía con quien me habría ido. Si recordaba haberlo visto en aquel bar, recordaba haber visto sus ojos y los nervios recorriendo mi piel. —Vivir con miedo nunca ha estado en mis opciones—, murmuré para analizarlo un poco más—, Eh… Tenía demasiadas dudas. 1. ¿Por qué siempre tenía que encontrármelo? 2. ¿habría hecho algo vergonzoso? 3. ¿Qué diablos estaba pasando en mi vida? Podía escuchar a todas las personas que me habrían dicho ya que me alejara de los hermanos Alaister y por mucho que me habría esforzado ya, ellos parecían meterse hasta en mi sopa. —¿Gané la apuesta Blair? —¿Qué apuesta?—, le miré con duda, hasta que recordé aquella nota—. Ya, ¿Olvidar tu nombre? Para nada. —Entonces me imagino que también recuerdas que te fuiste de bruces y que querías besarme, ¿No es así?—, canturreó con burla, a lo que abrí los ojos a par—. Ser mentirosa sería tu mayor cualidad. Le miré de arriba a abajo. Por alguna razón, él parecía haber quitado aquella armadura donde era frío, por unos minutos quizá. —Seth—, susurré para verle. Habría escuchado que el que más miedo generaba era Seth, y habría visto a ambos hermanos y aunque ambos podrían hacer que me temblaran las piernas ante el miedo, él me precia más tenebroso. —Ya—, asintió con seriedad—. Hay muchas cosas que están en el limbo para ti, ¿No es así? —No tantas…—, introduje las manos en mis bolsillos y di un paso hacia atrás—. Tengo que irme. —¿Piensas en tu familia? Aquellas palabras hicieron sonido en mi cabeza, deteniendo el tiempo, le miré. Mi familia. Cuando escapé de casa, muchas cosas fueron en realidad un desastre, no habría sido la primera en haberlo hecho—eso dicen mis padres—pero sí… podría decirse que quien por escapar de un infierno se introdujo en uno más grande. —No es algo de lo que pudiera hablar contigo—, musite por lo bajo—, Yo… —Acompáñame. Aquella orden se escuchó tan irreal, sabía que nadie le decía que no a los hermanos Alaister, como también todas y cada una de las consecuencias que podría traerme el irme con ellos. —Yo… —Tu te fuiste hace un par de años, pero el infierno jamás se detuvo—, mencionó con desdén—. Deberías de saber, que hay incendios que por mucho que se anhelen apagar, no lo hacen. Pensar en mi familia. Creo que habría sido el punto clave que habría tenido para detener mi mundo por un solo segundo. —Eres líder de la mafia… ¿Por qué debería creer en ti? —Porque no tienes muchas opciones—, dio un paso hacia mí—. Y porque… Tú incendio podría expandirse. —no lo creo. —¿Hay más cosas que puedas perder?—. Termino por finalizar cualquier tipo de distancia que pudiera existir entre nosotros—, Porque a mí me parece que no. —En realidad, no sé qué puedas contarme que pueda perder—, mentí—. yo no tengo familia. Y eso en media verdad, porque para ellos morí el día que decidí escapar con Luke. —No lo pienses tanto, que para la suerte, como para las oportunidades de terminar más rápido de lo que crees. Sabía que podía estar diciendo la verdad, pero él aceptarlo, era volver a desenterrar aquel oscuro sentir, aquellas sensaciones que apagaron mi cuerpo años atrás. El saber que él estaba diciendo la verdad era abrir la caja de Pandora y cada uno de los secretos y dolores saldrían a la luz, y no habría más. Todo estaría al descubierto, y siempre este tendrá un se vende… Pensaba en mi familia, claro que lo hacía, pero… Entre más lo pensaba, más doloroso era esto. Pensaba en que… quizá habría sido cuestión de tiempo. —Se que sabrás cuál lado será el correcto—, se dio la vuelta, comenzando a caminar—, y una pena, si te equivocas. Porque sabes perfectamente lo que son capaces de hacer, ellos y nosotros… Y antes de que pienses en cualquier cosa, no es una amenaza, es una advertencia. —Estas de broma. —Es una advertencia—, continuó como si nada hubiera salido de mis labios—, De que está por pasar otra vez, y no todos tienen las agallas que has tenido tú, de ser una niña y salir de ahí, sabiendo que de donde te sostenías, podría terminar mal. Ahí, di por hecho, que no eran palabras al aire, él sabía perfectamente de lo que hablaba y que en realidad… podría llegar a doler. Que habría sucedido de nuevo. —Y sé que Caín, te buscará si no lo hizo ya, para terminar por arrastrarte al infierno del que tanto te empeñaste en huir.