Días más tarde.
Elena abrió los ojos, los rayos de luz ingresaban a través del cristal de la ventana, estiró su cuerpo, respiró profundamente y en su rostro se marcó una leve sonrisa.
Se levantó y caminó directo al espejo, sus ojos brillaron al observar el tamaño de su abdomen, ella se emocionaba al sentir como su abdomen se movía a causa del embarazo.
Luego de acariciar su abdomen se acercó a la ventana, era un espléndido día, Elena cerró los ojos, se sentía feliz, una extraña felicidad que no se atrevía a cuestionar.
Unos golpes a la puerta llamaron su atención, Elena indicó que siguiera; la puerta se abrió e ingresó el personal del servicio con una bandeja en su mano, fruta en trozos y un vaso de jugo, a su lado una rosa que decoraba la bandeja.
—Buen día señora, el jefe le recuerda que hoy será un día bastante ajetreado, que no olvide los asuntos pendientes, el señor Marcello espera en la sala para acompañarla.
—Gracias —respondió Elena tomando la flor en su mano y la llevó d