Leonardo estaba impaciente, caminaba de un lugar a otro frente al altar, sentía miedo de que su familia y la familia de Cristina los llegaran a atacar, especialmente a Elena y a su hijo.
De un momento a otro se detuvo, su mirada se fijó en la entrada, a la distancia logró reconocer a Elena, exhalo con fuerza sintiendo tranquilidad.
La música nupcial dio inicio, Elena dando pasos cortos avanzó en dirección del altar, con cada paso que daba se acercaba más a que sus sueños se hicieran realidad, los invitados saludaron a Elena como si la conocieran de toda la vida.
Marcello entregó la novia, Leonardo con la mirada escaneó su cuerpo, no podía negar que ella se veía espectacular, su belleza resaltaba al igual que el brillo en sus ojos.
—Hola, aquí estoy como te lo prometí —musito Elena.
—Te lo agradezco, luego de nuestra boda mi padre no tendrá otra opción más que aceptar que nunca estaré con Cristina, luego de llevarle la contraria nunca seré bienvenido, me tomarán como un traidor y ser