Una semana más tarde.
Elena despertó, llevó la mirada a su alrededor, amaba con todas sus fuerzas a Leonardo, pero debido a la situación que se estaba llevando su relación había quedado en tan solo una cama vacía.
Las pocas noches que Leonardo pasaba en casa dormía en el estudio o simplemente recostado en el sofá de la sala, saludaba a sus pequeños hijos y dejaba una rosa sobre la mesa de noche justo al lado de la cama donde Elena dormía.
El sonido del piano hizo que Elena se levantara rápidamente, llevó una bata sobre su cuerpo y salió dando pasos largos, al llegar a la sala conectó la mirada con aquel hombre que se había robado su corazón.
Elena dibujó una cálida sonrisa en su rostro, se acercó a él y lo abrazó desde la parte de atrás, Leonardo estaba sin camisa, su rostro firme expresando el dolor que lo estaba consumiendo.
—Buenos días mi cielo, ha pasado demasiado tiempo en que no he podido sentir tu cuerpo, tu ausencia me está matando, cada vez que te tengo junto a mí nada me