Leonardo se acercó a los cuerpos, el padre de Elena había recibido los proyectiles en su espalda, había perdido la vida al instante, al mover su cuerpo se dio cuenta que Elena tenía el cuerpo impregnado en sangre.
Sus ojos se encontraban abiertos, Leonardo llevó los dedos directo hasta su cuello para medir su pulso, de manera extraña ella continuaba con vida, Leonardo tomó sus manos y tragó saliva para desbaratar el nudo en su garganta.
—Elena, estás conmigo cariño —su voz desgarradora hizo que ella parpadeara.
De inmediato Leonardo revisó su cuerpo, no tenía ni el más mínimo rasguño, su padre era quien había sido quien había recibido todo el impacto.
Leonardo le ayudó a sentarse, lentamente Elena giró su cabeza fijándose en el cuerpo sin vida de su padre, de su boca no salía una sola palabra.
Marcello junto con el resto de los hombres regresaron, él le brindó una botella con agua a Leonardo para Elena.
—Los perseguimos y acabamos hasta con el último de ellos —informó Marcello a s