Marcello llamó a la puerta con desesperación, Leonardo de un solo movimiento se levantó sosteniendo en la mano la pistola, al abrir la puerta se dio cuenta de la mala cara que traía su hombre de confianza.
—Señor, me acaban de informar que Matteo en estos momentos está queriendo tomar el control de todos tus casinos, si no intervenimos ahora mismo las pérdidas serán millonarias —Leonardo llevó la mirada al reloj.
Apenas había pasado la medianoche, Leonardo giró su cuerpo y fijó la mirada en Elena, ella estaba sentada en el borde de la cama, escuchando sin opinar.
—Prepara todo saldré a la brevedad —ordenó Leonardo.
—Así que irás —espetó Elena.
—No solamente lo hago para mantener el control en los casinos, es la oportunidad perfecta para acabar con Matteo, uno a uno terminaré con esa plaga —confirmó Leonardo mientras se vestía.
—Espero que no te estés equivocando, sabes lo escurridizos que son y que no pierden la oportunidad para querer acabar con nosotros —advirtió Elena.
Leonardo