Debido al cansancio Elena se quedó profundamente dormida, estaba a gusto en aquella nueva casa que Leonardo había preparado para ella y sus hijos, una vez que Leonardo la dejó allí salió de casa a atender un asunto pendiente.
Al salir de la empresa, Fabrizio subió en su auto último modelo y condujo hasta llegar a un casino, Leonardo lo estaba siguiendo de cerca, su mirada fría y profunda anunciaba lo molesto que se encontraba.
Fabrizio fue bien recibido, jugó al póker, luego se dirigió a la ruleta; mientras que Leonardo se encontraba sentado bebiendo de un vaso con whisky observando fijamente todos los movimientos de su víctima.
Unas cuantas horas más tarde Leonardo espero el momento indicado para luego tomar a Fabrizio del cuello y llevarlo afuera.
—Alto, alto... ¿Qué sucede aquí, de qué se trata esto? —preguntó Fabrizio bastante molesto sin comprender de que se trataba—. Soy amigo del dueño y juro que haré que lo echen a la calle como el perro mugroso que es —amenazó mientras que