Días más tarde.
Nápoles/Italia.
Mario se encontraba armando fajos de billetes, una vez que había tomado el control en la familia era un hombre nuevo, se esforzaba por verse como Leonardo, a diario llevaba su misma rutina que su hermano un día llevó.
Alessandro lo interrumpió, en su rostro se podía ver la preocupación que había, sin mediar palabra derrumbó todo el dinero al piso, Mario se levantó, abrió las manos mostrando su molestia.
—¿Qué demonios sucede padre, por qué irrumpes actuando de esta manera?, ¿ahora qué sucede contigo, acaso ha salido mal alguna entrega?
Una lluvia de preguntas salieron de la boca de Mario hacia su padre, mientras que él se veía completamente furioso, su lengua chasqueaba.
—Eres un inútil, lo he puesto todo en tus manos pensando que podría recibir algo mejor de tu parte, pero solo eres un idiota que nada más te preocupas por mantener tu imagen, de nada sirve que te veas como Leonardo si nunca podras ser como él —aquel comentario hizo que Mario enfurec