Kael
El cuerpo de Lyra se desplomó contra el colchón, sus gritos extasiados se cortaron abruptamente en un silencio que solo significaba el agotamiento del clímax luego de la mordida, el aroma a deseo, sangre Alpha y posesión llenaba la habitación mi respiración era agitada, mis músculos tensos.
Salí de ella lentamente, sintiendo el vacío que dejaba su ausencia y la miré estaba inerte, la marca de mis caninos, una herida de propiedad, brillaba en la piel pálida de su cuello.
No era la marca completa de un Mate pero era una advertencia.
Una marca a medias que gritaría a cualquier lobo con sentido que ella estaba tomada. Era la única seguridad que podía darle sin desmantelar mi reino.
Me levanté y caminé hacia el baño el chorro de agua fría no logró apagar el fuego que Lyra había encendido, ni la lava de culpa que me corroía.
Sus palabras regresaron, brutales y claras, filtrándose a través del agua: “Ninguna humillación sería mayor a la que tú me estás haciendo.” Me dolió admitirl