Cuando los tonos cálidos del amanecer cubrieron el cielo, Chloe salió al balcón de su habitación para observar el jardín principal de la mansión Davenport.
Estar allí significaba haber avanzado en el tablero donde reinaba, teniendo la certeza de que la partida apenas había comenzado.
Regresó a la habitación para ducharse, debía comenzar a prepararse para el día. Alisó su cabello al salir y mientras elegía su atuendo escuchó su móvil vibrar.
Chloe tenía un teléfono para su nueva identidad, pero en secreto también conservaba el que le pertenecía cuando era Mathilde, donde conservaba información y contactos importantes.
«Marcus:
Buenos días, linda.
Ya está hecho.»
La pantalla se iluminó con la llegada de otro mensaje y Chloe sonrió al leerlo, no tardó en escribir su respuesta. Era exactamente lo que estaba esperando.
Marcus conocía a Mathilde desde que ella era una niña, pues era el mejor amigo de su padre. Fué el primero en darle una mano cuando ella comenzó a fundar su propia empresa