87. Planes oscuros
Los días pasaron sin rastro de aquel hombre. Medea no conoció la paz desde la última vez que Elian se cruzó en su camino. Una semana había transcurrido desde ese desagradable encuentro, tiempo en el que temió recibir constantes llamadas exigiendo derechos sobre la niña, o encontrarlo de nuevo frente a su puerta. Pero nada de eso ocurrió.
Mientras tanto, los medios no dejaban de hacer escándalo con la separación de su exmarido y Romina Shaw, ahora en estado parapléjico. Medea nunca imaginó que las cosas llegarían tan lejos, aunque no cargaba con la culpa. Luna le había contado la verdad: Alin, esa pobre niña arrastrada por la influencia de su madre, era la responsable.
—Todo saldrá bien, hija —le aseguró su padre, intentando darle fuerzas—. Nayla es fuerte y ha respondido bien a la quimioterapia.
—Tu padre tiene razón —añadió Kaien desde el volante—. En lugar de tener miedo, Nayla está ansiosa por recuperarse.
—Mi niña… —sonrió Medea con ternura—. Lo sé, sé que todo estará bien, pero l