Observo la escena detrás del arbusto grande donde no pueden verme. Es increíble como se besan, como se tocan con tanta pasión desenfrenada. Por un momento me cuestiono demasiado el seguir viendo, pero no soy capaz de moverme y que puedan notar mi presencia.
Sin embargo la boca de Kaelos devora la de mi hermana que sigue su ímpetu. Además de permitir que el hermano de mi esposo le toque las tetas a placer por encima de la ropa. los jadeos de mi hermana comienzan a ser audibles cuando Kaelos le muerde el cuello.
Se besan, tocan, acarician, se comen con la ropa puesta y cierro mis ojos para no ver más, planeando como salir de aquí sin que me vean, pero…
—Basta, no podemos seguir con esto —dice María, con la voz firme y decidida, mientras se cruza de brazos y mira a Kaelos con una mezcla de frustración y dolor en sus ojos.
—No finjas, María. No te niegues lo que sientes —responde Kaelos, con la mandíbula apretada y los ojos brillantes de frustración, mientras da un paso hacia ella.
—Mi he