—Entra a la mansión y quédate ahí. No hay necesidad de que te expongas más.
—No —le respondo, sacudiendo la cabeza—. No voy a esconderme mientras todos luchan.
—Por favor —me pide Gael con una mirada suplicante—. Ya has hecho demasiado y es momento de que vayas y te refugies por favor. Iremos al frente, yo puedo controlar el aire y él el fuego. Vamos a hacer un buen trabajo y vamos a ayudar al Alfa y a la manada.
Me doy cuenta de que Gael tiene razón, y que realmente no quiero retrasar más las cosas. Asiento con la cabeza, aunque me duele que me traten como una débil que no puede hacer otra cosa más que esconderse.
—Está bien —le digo finalmente—. Iré a la mansión.
Gael asiente, aliviado, y me da un abrazo rápido.
—Vamos —me dice—. Te acompañaré hasta la mansión.
Caminamos juntos hacia la mansión, y puedo sentir la tensión en el aire. los gritos, la desesperación, la manada van de aquí para allá. Gael, me deja y se va con Sebastián.
—Vamos a hacer esto —me dice—. Vamos a salvar a la m