ADELINE DE FILIPPI
Estaba en mi habitación rodeada con mis libros hablando por video llamada con mis niñas Anny y Lucy, las tres reíamos mientras les contaba acerca del guapo profesor de italiano.
—¿Y luego qué hizo? —preguntó Lucy del otro lado de la videollamada, con una sonrisa traviesa la misma que tenía Anny, mis dos niñas traviesas.
—Chicas… lo quería colgar en la puerta de la mansión. Te juro que tenía la vena del cuello a punto de estallar —les conté mientras tomaba un sorbo de mi té y me recostaba sobre el sofá gigante de la habitación.
Lucy y Anny estallaron en carcajadas.
—¿Por qué eres así?
—¿Así cómo?
—Así de perversa. Sabes que se pone celoso y tú disfrutas provocándolo. ¡Addy, no cambias!
— Un poquito de sabor a la relación no le hace daño.
— ¿Y es guapo? mándame fotos — pedía Anny con su sonrisa picarona
— Intentaré sacarle algunas fotos, pero, no puedo negar que Alessandro en muy guapo.
—¿Quién es muy guapo? —preguntó Lucien desde la puerta, cruzado de brazos, con esa