KIARA DE SANTIS
—Amor, acompáñame, estoy aburrida —le dije a Noah, con mi mejor tono de súplica, mientras lo tomaba de la mano—. Mi hermanito no quiere que ande sola y tengo un dato buenísimo: un bar donde hay chicos guapísimos.
—No, gracias —me respondió rápido, con ese ceño fruncido que me encanta.
—Vamos, tienes que llevarme —insistí, poniéndome en modo niña consentida —. Si me pasa algo malo, imagínate lo que hará Silvano.
Noah rodó los ojos, resignado, y al final accedió.
—Está bien, vamos, pero solo un momento —murmuró.
— Siii, eres el mejor esposito del mundo, te amo sabes.
Sonreí y corrí a mi habitación a ponerme ropa, unos jeans, una polera ajustada y una chaqueta de cuero, me veía hermosa como siempre, mis labios rojos y mi pelo ondulado
— Estoy lista.
Salí y Noah estaba mirando su Tablet con su cara de pocos amigos de siempre.
— Estoy lista amor, como me veo.
Noah me miró y volvió a su Tablet.
— Normal.
— Ay, tan dulce, vamos, así normal y todo te mueres por mí amor.
Lo tom