Tú... tú siempre fuieste de Seraphim
MARIE MORETTI
El hombre se inclinó hacia mí, sus dedos rozaron las cuerdas que ataban mis tobillos y, con un movimiento rápido, las soltó.
—Perdón… —dijo, como si de verdad lo sintiera—. Estos son unos animales, no saben tratar a una chica linda como tú.
Sentí la sangre regresar a mis piernas, pero no moví un músculo. Lo miré con todo el veneno que pude.
—¿Por qué me secuestraste, Michelle? ¿Quién eres en realidad?
Él sonrió, ladeando la cabeza.
—Bueno… quién soy… eso es difícil, mi pequeña flor. Resulta que soy el hermano menor del hombre que atacó la mansión. Y en este mismo momento, mi hermano está hasta el cuello porque tú y tu maldita familia le quitaron hasta el último centavo a mi padre.
—Azrael… —mi voz salió helada, los ojos se me abrieron de golpe.
—Veo que te suena el nombre —replicó, con un dejo de burla.
Me enderecé en la silla, apretando los puños contra los apoyabrazos.
—Siempre fuiste parte de Seraphim…
Michelle suspiró, dejando caer la espalda contra la silla frente a