A la media noche Bastien salió de la cama a mirar hacia la calle, revisó cada rincón para que no hubiera nada extraño, vio a sus hombre caminar haciendo guardia y se tranquilizó, volvió a la y Kate estaba despierta apoyada en la puerta.
— Kitty.
— ¿Qué haces?
— Vigilando que no haya nadie, pero mis hombres están alrededor así que puedes estar tranquila.
Kate estiró los brazos y Bastien la llevó a su cuerpo.
— Volvamos a la cama. — Bastien tomó su mejilla y levantó su rostro.
— No dejaré que nada malo te pase Kate, eres lo más preciado que tengo, nada te pasará, ¿Está bien? — Kate asintió y Bastien selló esa promesa con un beso. Bastien empezó a sacar la blusa que tenía Kate dejándola caer.
— Bastien…
— Tienes mucha ropa, no podrás dormir cómoda. — Kate sonrió.
— Sí, seguro te preocupas de mi comodidad.
— Siempre cariño — Bastien besó su cuello mientras sus manos desabrochaban su brasier y su falda dejándola caer, se alejó y disfrutó la vista.
— Eres hermosa Kitty, como no desearte.
Ka