Amanecía y después de una larga noche de encuentros pasionales, Kate abrió los ojos envuelta en los brazos de Bastien, sonrío al recordar lo insaciable que estaba su esposo la noche anterior. Besó su pecho y su cuello abrasándose más a él quien la atrajo más a su cuerpo.
— Buenos días princesa, ¿dormiste bien.?
— Algo, mi esposo estaba insaciable anoche. – Bastien sonrió aún con los ojos cerrados.
— Si no te hubieras quedado dormida, hubiera seguido hasta ahora.
— Mi semental, quiero quedarme justo así, desnuda en la camita contigo abrazándome, ¿es mucho pedir?
— No cariño, no es mucho pedir, tu humilde esclavo cumplirá tu deseo.
— Mi esclavo, mi sexy y delicioso esclavo.
Estuvieron toda la mañana en la cama solo sintiéndose el uno al otro, Kate en un momento se quedó dormida en sus brazos por sus suaves caricias en su cabello.
Kate despertó tiempo después con el aroma a comida, se puso su bata y fue a ver a Bastien quien estaba sirviendo.
— Cariño despertaste, el aroma a comida es me