LUCIEN MORETTI
El rugido del jet privado rompió el silencio del anochecer.
Estaba parado en la pista junto a Addy, que tamborileaba los dedos en su cartera con nerviosismo.
—¿Crees que venga calmado? —preguntó ella, casi rogando.
—¿Tu padre? ¿Calmado? —solté una carcajada seca—. Solo si tu mamá le da un tranquilizante. O lo calma de otra manera antes de bajar del avión.
—¡¡LUCIEN!!!
— Jejeje, ¿Qué? Después de lo que escuché en ese despacho, creo que tus padres son capaces de todo.
Addy iba a responder algo cuando justo entonces la escotilla bajó.
Primero descendió tía Kate, serena como siempre, con ese porte de reina y la mirada dulce… pero que podía paralizar con una sola ceja levantada.
Y detrás de ella…
Él.
Bastien De Filippi.
Con su abrigo negro ondeando, su mirada asesina y esa energía que podía hacer temblar la tierra.
—Dios mío —susurró Addy—. No lo recordaba tan… intimidante.
—¿No? yo si lo recuerdo intimidante, pero ahora lo veo peor.
—Lucien… —me advirtió tía Kate apenas nos