ANNELISSE DE FILIPPI
Corrí por el pasillo como si me persiguiera un ejército. Literalmente. Uno con el nombre BASTIEN DE FILIPPI.
Abrí la puerta de golpe.
—¡ADDY! ¡LUCIEN! ¡¡TENEMOS UN PROBLEMA!!
Lucien, que estaba recostado en la cama con su laptop, casi la lanza por el aire. Addy, en cambio, se levantó de un salto.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien? —dijo ella, acercándose alarmada.
— No, no está bien, nada está bien — Yo hiperventilaba sintiendo que me estaba ahogando.
— Anny, respira, dime que pasa, me asustas.
—¡Le conté a mamá lo de Silvano! —solté de una.
Lucien frunció el ceño.
—¿Qué? ¿Qué le contaste específicamente?
—¡Que me besó! ¡Y que me gusta! ¡Y que somos novios! —escupí todo de golpe, como una metralleta emocional.
Addy se llevó una mano a la boca.
—¿y qué dijo mamá?
—¡Ella estaba tranquila y contenta de que se lo dijera! — le respondí, pero seguí temblando—. Pero eso no es lo peor…
Lucien levantó una ceja.
—¿Hay algo peor que eso? No me digas que...
—¡Sí! ¡Papá estaba escuchand