Llegaron a la casa y Kate se había quedado dormida, Bastien la miró con amor y sacó un mechón de su rostro, su Kitty seguía siendo la misma. Bajó del auto y abrió con cuidado, la tomó en sus brazos y la llevó a su habitación, la acostó con cuidado y sacó sus zapatos.— mmm Bastien…. — Kate lo llamó entre sueños y Bastien no pudo evitar sonreír, se acercó a ella y besó su mejilla— Aquí estoy Kitty, por favor vuelve a mí. — besó su frente y se fue al auto, bajó todas las bolsas dejándolas en la habitación de Kate, revisó la bolsa de la lencería que había comprado hoy y había conjuntos muy parecidos a los que usaba con él, eso lo hizo sonreír.— Kitty si compras esto es porque quieres que yo los vea, eso me gusta. — terminó de dejar las bolsas y cubrió a Kate, juntó la puerta dejándola entreabierta y fue a cocinar.— En poco tiempo la casa estaba inundada con aroma a comida que despertó a Kate, abrió los ojos y estaba acostada, arropada con una manta, se sentó y vio todas las bolsas all
Bastien se movía de un lado a otro sacando precios y etiquetas. Dobló los pantalones por color, las blusas por tamaño y las faldas por estampado.—Cielos, doblas la ropa tal cual como yo lo hago.—¿De verdad? Eso es solo suerte. Te ayudo con esa ropa.—¡NO! Esa ropa es privada.—Oh… es tu lencería, la ropa prohibida. — Bastien bromeaba haciendo que Kate se sonrojara.—No me molestes, me da vergüenza.—Está bien, no te molestaré —dijo con una sonrisa traviesa mientras tomaba la bolsa.Kate corrió para quitársela.—¡Dámela, Bastien! ¡Pásamela!—Alcánzala —contestó levantándola en alto.Kate saltaba tratando de alcanzarla. Bastien la sujetó por la cintura para evitar que cayera. Sus miradas se cruzaron, y el corazón de Kate dio un brinco. Bastien dejó caer la bolsa al piso sin apartar los ojos de los de ella. Su mano fue a su mejilla.Kate sentía su corazón latir con fuerza cuando Bastien se inclinó y rozó sus labios.—Perdón, Kate… —susurró antes de darle un beso suave.Kate se afirmó d
Sus cuerpos se buscaban, se reconocían. Bastien desabrochó su camisa dejando un reguero de besos, y Kate sentía cada caricia como electricidad en la piel.—Bastien… —susurró.Él se detuvo, mirándola a los ojos.—¿Quieres que me vaya?—No… no sé qué me pasa contigo. Pero todo esto se siente tan… correcto.—Te amo, Kate —le dijo con sinceridad.Kate sonrió. Esas tres palabras fueron un bálsamo para su alma. Lo atrajo y lo besó con más necesidad. Sus manos bajaron hasta acariciar su erección, y Bastien gruñó.—¿Quieres esto? —preguntó él, con la respiración agitada.—Sí.—No importa cuán lejos hayamos llegado… si te quieres detener, solo dímelo.—No quiero detenerme, Bastien.Él la desnudó con suavidad, dejando besos y caricias. Devoró sus pechos, besó su abdomen. Kate lo acariciaba, sintiendo lo duro que estaba bajo su pijama. Él tomó su mano y la retiró.—Quiero disfrutar de ti —le susurró.Besó sus muslos, le quitó las bragas y se perdió en su centro. Kate gemía su nombre, se retorcía
Amanecía, y Kate seguía envuelta en los brazos de Bastien. Su aroma, su piel... todo en él le gritaba que era suyo y ella suya. La manera en que la miraba no dejaba lugar a dudas. Le costaba creer que había olvidado a su pequeña hija. Una niña de solo cuatro años obligada a vivir una situación tan difícil.Pensó en cada paso que Bastien había dado: desde escribir una carta en revistas por toda Europa con la esperanza de que ella la leyera, hasta fingir ser su guardaespaldas para enamorarla de nuevo. Y lo había logrado. Kate se había vuelto a enamorar de Bastien con toda su alma.Alzó la mirada. Bastien parecía dormido… o eso creyó ella. Lo acarició suavemente, rozando sus labios. Bastien sonrió y dejó un beso en sus dedos.—Estás despierto —murmuró ella.—Puedo sentir cuando despiertas, Kitty. Llevamos cuatro años durmiendo juntos —respondió con una sonrisa, aún con los ojos cerrados.—Dame un beso…Bastien la miró y le reclamó sus labios con ternura.—Buenos días, princesa.—¿Puedo v
Después de un rato, Bastien besó su cuello.—¿No tienes hambre?—Sí, pero más hambre de ti.—Vamos, te prepararé algo rico, y luego volveremos a la cama.—Vamos juntos. Me encanta verte cocinar… sobre todo ahora que sé que eres mío.—Todo tuyo.Mientras él cocinaba, ella lo miraba enamorada.—¿Con quién está Addy?—Con Lucca y Aracely.—¿Ara? ¿Mi compañera de universidad?— Sí la esposa de Lucca.—¿Qué? — Así es, el pequeño de ojos azules es su hijo.— Entonces seguimos siendo amigas. — No solo ella, Cristy y Ally también.— Ellas mis las otras compañeras de primer año.— Así, Cristy y Ally se casaron con tus guardaespaldas Arthur y Jake, Cristy tuvo gemelos y ahora están en mi casa cuidando de Addy. Ally y Jake aún no son padres porque les gusta viajar.— Ya veo— Ustedes 4 son socias, tienen una tienda de diseño de moda. Cristy se hace cargo de una sucursal, Ally de otra y Ara contigo de la casa matriz.—Nick me dijo que nos habíamos separado en primer año…—Mintió. Están todas es
Pasó el día, Bastien había aprovechado cada minuto en estar con su amada Kate, la llenaba de besos, la cuidaba, acariciaba su piel, Kate solo se entregaba, el tacto de su piel era tan delicioso que le encantaba, se descubrió acariciándolo y adorándolo de una manera que jamás creyó.Todos los recuerdos perdidos hacían eco, su mente estaba vacía pero su cuerpo y su alma sabían donde ir y qué hacer.Bastien la tenía abrazada agitado después de todo un día de hacer el amor, de entregarse en cuerpo y alma, de fundirse en uno solo, luego sonrió y acarició su mejilla con su nariz.— A que se debe esa sonrisa.— A ti, a qué más, eres mi perdición y mi vida, mi luz en medio de la oscuridad, tenerte entre mis brazos me hace feliz después de tanto tiempo lejos.— Hemos estado casi un mes juntos Bastien.— Pero no así, no podía besarte, ni tocarte, ni acariciarte, ni hacerte el amor todas las veces que quería, ¿sabes cuantas veces tuve que saciar mis deseos en la ducha?— Bastien… — Kate le dijo
Los días pasaron como un suspiro en aquella cabaña escondida del mundo. Kate se sentía segura, amada, viva. Cada noche, Bastien le recordaba con sus caricias y sus historias lo que habían vivido. Cada día, ella sentía que su alma se reacomodaba en el lugar al que siempre perteneció: él.La relación de Kate y Bastien era intensa y llena de amor, a pesar del gran vacío de su mente, Bastien con amor había ido llenándola de recuerdos.Estaban en el avión camino a casa, Bastien tomaba a Kate de la mano y como siempre, ella no podía dormir.— ¿No puedes dormir?—Me cuesta — él desabrochó su cinturón y la llevó a su regazo.— Bastien, esto es muy incómodo — él sonrió al ver que repetía lo mismo que años atrás.— En qué universo alterno sería incómodo tenerte entre mis brazos, ven duerme, el viaje es largo. — Kate sonrió y besó sus labios para luego acurrucarse en el pecho de Bastien.Todos estaban en casa esperando el regreso de Kate, nadie sabía que ella estaba enterada de todo, era una sor
Los días pasaron, Kate se acomodaba a su hogar, las risas y travesuras de Addy y Lucien hacían su vida feliz, pero los dolores de cabeza eran casi a diario.Su semblante estaba demacrado y Bastien estaba preocupado que el químico que usaron en ella tuviera un segundo efecto.La llevó al médico donde hicieron un scanner que no arrojó nada, solo que el lugar donde se aloja la memoria estaba un poco inflamado.— Doctor ¿algún medicamento para que mi esposa no sufra de tanto dolor?— Te daré unos medicamentos que le ayudarán a descansar y eso debería aliviar el dolor.— Gracias doctor.Salieron de la consulta y Bastien abrazaba a Kate, la giró para mirar sus ojos. — Todo estará bien princesa.— Gracias Bastien — él dejó un dulce beso en sus labios luego se abrazó a su cuello e inhaló su aroma.— Quieres ir a casa o por helado.— Helado — sonrió Kate.— Esa es mi chicaCaminaron por las calles de la mano y tomaron un helado, Kate probaba el de Bastien y él de ella, era una niña consentida