JOSH MEDICCI
Salí del despacho de Lucien más ligero ahora que él sabía la verdad acerca de ese bastardo de Michelle.
Caminaba hacia el jardín cuando lo vi.
A él.
Acercándose a Marie. Otra vez. Apreté los puños, detestaba ver a ese maldito cerca de Marie.
Y por un segundo, deseé que se atreviera a tocarla.
Solo un segundo para tener una razón para volver a romperle la cara.
Pero lo que pasó fue suficiente para que el mundo se desmoronara.
Marie tropezó, resbaló en el borde de la piscina y cayó al agua.
Todo lo demás se volvió ruido.
Su cuerpo bajo el agua.
Las burbujas.
El grito ahogado.
Y Michelle parado ahí. Mirando.
Con esa sonrisa torcida.
—Hijo de puta.
Me lancé sin pensarlo.
El agua me golpeó como un puño helado, pero la alcancé. La saqué.
Marie tosiendo. Jadeando. Agarrándose de mí con desesperación.
La abracé fuerte, temblando con ella.
Y cuando supe que estaba viva, que estaba respirando…
Lo miré.
Lo vi.
—¿Tú… la dejaste caer? ¿Tú viste cómo se ahogaba… y no hiciste nada?
Mich