La verdad que necesitas conocer.
LUCIEN MORETTI
Desde la puerta observé cómo Anny y Addy se llevaban a Clarita, acompañadas por Lucy y Marie. Las chicas hablaban animadamente mientras caminaban por el jardín, mostrándole cada rincón, cada flor, como si Clarita fuese parte de la familia desde siempre.
A mi lado, Silvano cruzó los brazos y me miró. No necesitábamos palabras para entendernos.
—Es hora —murmuré.
Asher estaba a unos pasos, mirando hacia el jardín. Su sonrisa era tranquila, confiada. No sabía todo lo que debía saber. No aún.
—Asher —lo llamé—. Ven, hablemos. Hay cosas que necesitas saber.
Él asintió con cierta curiosidad, y nos siguió hacia el despacho. Silvano cerró la puerta tras de sí y se sirvió un trago, como tantas veces lo había hecho antes, en conversaciones que jamás nadie más debía oír.
—¿Recuerdas a Matteo? —empecé.
Asher rodó los ojos con una sonrisa irónica.
—¿Cómo olvidarlo? El idiota ese que perseguía a Addy como un perrito sin dignidad. ¿Qué pasa con él?
Intercambié una mirada con Silvano.