MARIE MORETTI
Nunca pensé que ver a un hombre cagarse encima pudiera ser tan gratificante.
Pero aquí estoy, con un café helado en la mano, mi vestido más glamoroso, y una sonrisa que no se me va a borrar ni con ácido. Al lado mío, Anny choca su palma con la mía, ambas conteniendo la risa mientras Moira Ricci, la mismísima Moira Ricci, sigue sonriendo con la misma serenidad de una emperatriz que acaba de presenciar la caída de un traidor.
Todo comenzó con una botella de agua y una dosis ligeramente generosa de laxante., uno muy poderoso auspiciado por mi Hada guerrera Josh. Bueno… tal vez más que generosa. Tal vez peligrosa. Pero ¿qué importa? Michelle se lo merecía.
Ese imbécil tenía el ego más grande que la Torre Eiffel y la dignidad de una babosa. Usarme para acercarse a Lucien, creyendo que yo era una "presa fácil". Por favor. Soy una Moretti. Lo único fácil en mí es perder la paciencia.
Y él logró que la perdiera.
Tía Moira y tía Ella actuaron de manera perfecta, llegaron a casa