PAOLO MORELOS

Era de noche cuando Lucien me pidió que fuera por Anny al cine, porque aún no llegaba, llegué al cine y la función había terminado.

— ¿Dónde diablos se metió esta niña?

Tomé mi celular y envié un mensaje.

— Dónde estás niña traviesa, Lucien me mandó por ti.

— Estoy ocupada te envío la dirección

Me mandó su localización y estaba en uno de los sectores más acomodados de Milán y yo sabía quien vivía ahí, yo mismo le había dado esa dirección

— Ay Anny me harás salir canas verdes.

Tomé el auto y llegué en minutos.

— Estoy abajo

Le escribí cuando sentí un grito, mi naturaleza curiosa me hizo mirar por el borde del edificio y ahí había una mujer asustada tomando su bolso acorralada por dos hombre que le doblaban la estatura.

— Vamos pequeña, un cariñito, solo uno

Le decía uno de los tipos y eso me revolvió el estómago, avancé hacia ellos golpeando a uno en las rodillas haciéndolo caer, luego una patada directo a la cabeza dejándolo inconsciente.

El otro se lanzó contra mí, pero