La noche era espesa, cargada de electricidad. Bastien estaba ansioso mientras miraba la Tablet de Lucca siguiendo el GPS de la pulsera de Kate.
Un regalo que le hizo años atrás. "Por si algún día se perdía y le había servido bastante, por eso siempre podía encontrarla, al principio fue solo el collar, luego fueron botones de su ropa, tacones en sus zapatos, cada joya que le regalaba, tenía que asegurarse que Kate siempre llevara un GPS." Ella nunca lo supo o creería que era una muestra más de su obsesión. No sabía que en realidad era su salvavidas.
El punto titilaba en una zona industrial abandonada, a las afueras de la ciudad.
—¿Señor? —dijo uno de sus hombres que iba en el asiento de adelante —. Estamos llegando y más refuerzo vienen en camino
Bastien no respondió con palabras. Solo cerró el puño.
—Prepárense. Llamen a Arthur y Jake, los quiero a todos. Equipamiento completo. No vamos a negociar —ordenó, con la voz más baja y peligrosa que jamás se había escuchado.
Tomó su chaqueta