ESE LUCIEN DOMINANTE ME ENCANTA.
ADELINE DE FILIPPI
Cerré el portadocumentos con calma, aunque mi pecho latía con fuerza.
Sabía que Lucien había ido tras Matteo. Lo conocía demasiado bien como para dudarlo. Ese tipo de mirada... esos ojos negros como tormentas... él no permitía que nadie se acercara a lo que era suyo. Y yo… lo era por completo.
Me levanté y caminé hasta el ventanal. La ciudad parecía tranquila, pero dentro de mí todo era un remolino.
Escuché pasos al otro lado de la puerta, firmes, decididos. No necesitaba mirar para saber que era él.
Lucien abrió sin golpear. Cerró tras de sí y sus ojos se clavaron en los míos. Tenía el cabello un poco revuelto, el traje desordenado… y una furia controlada chispeando en su mirada.
—¿Todo bien con Matteo? —pregunté con tono neutro, aunque sabía la respuesta.
No contestó.
Cruzó la oficina en dos zancadas y me tomó de la cintura con fuerza, atrayéndome a su cuerpo. Su boca chocó con la mía con una pasión que cortaba el aliento. Me besó como si necesitara recordarme de