Capítulo 41
Denzel y su obsesión hacia Maya
Corrí por los pasillos del castillo de Lunareth con el corazón martillándome el pecho. A cada paso sentía el roce del aire frío contra mi piel, y aun así, nada me detuvo. Denzel me había liberado. No entendía por qué, no sabía qué era lo que realmente esperaba de mí, pero lo había hecho. Y yo... solo quería un momento a solas para respirar, para pensar.
Empujé la puerta de mi antigua habitación con manos temblorosas. Allí seguía todo como lo había dejado, como si el tiempo se hubiese detenido en ese rincón del castillo, ajeno al caos. Mis vestidos colgaban aún de los ganchos, las sábanas estaban dobladas con el mismo pliegue de siempre. Me acerqué al espejo, observé mi rostro demacrado, los ojos hundidos, la palidez que me dejaba en evidencia.
—¿Qué se supone que debo hacer ahora? —murmuré, y por primera vez en días, me dejé caer sobre la cama, respirando profundo. No soy una sirvienta cualquiera desde hace años, gracias a Maya, ya no limpi