Capítulo 42

Trato

Lo observé en silencio mientras él revisaba con detenimiento un mapa extendido sobre la mesa de madera. Su cuerpo se movía con seguridad, como si no acabara de regresar del umbral de la muerte, como si su corazón no hubiera dejado de latir apenas unas semanas atrás. Las cicatrices aún visibles en su cuello y hombros parecían marcarlo más allá de la piel. Pero lo que más me inquietaba no eran sus heridas físicas… era la intensidad con la que hablaba de Maya.

Denzel estaba obsesionado.

Y yo no lo entendía.

¿Cómo era posible que alguien como él —un Alfa criado entre estrategias, fuerza y deber— se quebrara tan visiblemente por una mujer que, en sus palabras, solo había sido una humana más? A veces creía que era simplemente orgullo, ese maldito ego de los lobos alfa que los hacía sentir dueños de todo. Pero otras veces, como ahora, cuando lo veía murmurar su nombre como si fuera un conjuro, entendía que había algo más.

Quizá miedo. Quizá dependencia.

—Estás muy callada —