Capitulo 67
No estás sola
El crujido de pasos interrumpió el silencio de la cocina. Maya alzó la mirada y vio entrar a uno de los guardias del castillo, vestido con su uniforme impecable y la espalda tan recta como una lanza.
—Mi señora —saludó con respeto, inclinando la cabeza—. El Rey ha dejado instrucciones para que la escoltemos de regreso a sus habitaciones.
Maya apretó los labios, sin moverse de la silla. Esa formalidad le resultaba cada vez más asfixiante. Se levantó lentamente y asintió.
—Está bien… pero antes quiero pasar por el jardín.
El guardia la miró, sorprendido por la solicitud, pero no se atrevió a discutir.
—Como desees. Aunque debo acompañarte. Son las órdenes. No puedo dejarte sola en ningún momento.
Maya no discutió. Asintió sin fuerzas.
—Lo entiendo.
Caminaron por los pasillos en silencio. El castillo estaba más tranquilo de lo normal, como si algo se estuviera gestando detrás de las puertas cerradas. Cuando llegaron al jardín, el aire fresco le acarició el rostro