Cap{itulo 32
Promesas a todo un clan
Erick
Lo confieso solo en mis pensamientos, porque ni muerto lo admitiría en voz alta: Maya se ve hermosa, demasiado hermosa. Cuando la vi salir con ese vestido sencillo, rodeada por las otras omegas, mi pulso se aceleró por una fracción de segundo. No era por el atuendo, ni por su peinado… sino por ella. Por cómo se movía, con ese equilibrio entre temor y dignidad, por cómo me miró cuando le ofrecí mi mano, sin saber si confiar en mí o salir corriendo, pero mientras la observo caminar a mi lado rumbo al consejo de ancianos, no puedo evitar pensar lo difícil que será mantener la distancia. Que sea un matrimonio político, un acuerdo entre razas, no borra el hecho de que su aroma… su cercanía… me alteran de formas que no había previsto.
Ya no tengo una Luna, y ella tampoco tiene un destinado. Eso debería facilitar las cosas, pero no lo hace, no cuando mi mirada se posa en la curva de su cuello o en la forma en que baja la vista cuando está nerviosa,