El ambiente en la mansión se había vuelto tenso, como si cada sombra y cada silencio presagiaran conflicto.
La repentina llegada de Isabella parecía más que dispuesta a alterar el órden tan armonioso que Aurora había conseguido en la mansión junto a Lorenzo y los niños. Su presencia dejaba un rastro de rivalidad y desafío, provocando la sensación latente de que la paz podría quebrarse en cualquier momento.
Aurora caminaba despacio por el pasillo en dirección a la habitación de los niños. Escuchó si Isabella se encontraba allí para saber si era mejor no interrumpir, pero al no escucharla, se asomó por la puerta.
Elisabetta sonrió al verla. Ambos se encontraban en sus pijamas, secretamente esperándola para que les contara una de sus historias.
Aurora cerró detrás suyo al pasar y se acercó a ajustar sus mantas mientras ellos se acostaban en sus respectivas camas. Acarició sus cabecitas intentando ofrecerles un poco de confianza y calma tras la repentina aparición de su madre, inevitablem