Pero algo no encajaba, si el pequeño no lograba salvarse, sería difícil obligar a Sienna a darle otro heredero, así que tenía que estar seguro de que ella poseía el don de la sanación, para que hiciera que Miara pudiera darle el hijo que tanto necesitaba para prolongar su linaje en el poder.
El espía se quedó en silencio, confundido, esperando ordenes de su Alfa. Rob, sin embargo, ya no parecía mirarlo. Su mente, maquinaba y procesaba la información con cuidado.
Rob, el hombre de las intrigas, el hombre de la traición. Había abusado de Sienna, había destruido su vida, y ahora, el niño…
¿Cómo pudo ser tan estúpido? No le creyó a Leonard, ¡Que idiota! debería haber sabido que Leo no era hombre de mentiras y trampas, cuando se le dijo la verdad debió aceptarla, ahora había perdido un tiempo valioso qu