El ambiente se había tensado entre los dos, pero la simpatía de Ethan era como un sol que, con su calidez, era capaz de derretir cualquier muro de hielo.— Vamos, mami, ¡Di que sí! ¿Sí? — Los tiernos e inocentes ojitos de Ethan doblaban siempre el fuerte temperamento de su madre.Sienna inspiró profundo y contestó con resignación, necesitaba conocer el juego que Evans estaba jugando.— Está bien, cariño, pero solo será un rato, y nada de dulce, ¿Vale? — Acariciando las mejillas pegajosas del niño — Antes déjame limpiarte la cara — Inclinándose para asear su rostro.— Eres muy buena madre — Leo observó.Sienna lo fusiló con la mirada, y Kyara rugió dentro de su pecho, «¡No tienes idea, idiota!»Ambos caminaron fuera del parque. Sienna tomó la manita de Ethan y este hizo lo mismo con la de Leo, de modo que cuando las últimas luces de la tarde irradiaban sobre ellos, la sombra proyectada en el suelo parecía la de una familia normal, padre, madre e hijo, todos tomados de la mano.«Puedes
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