Robert levantó la espada hacia sus hombres arengándolo con palabras zalameras y falsas, si no era ágil y lograba convencerlos de que tenía a la verdad de su lado, ya veía venir un motín.
— ¡Les está mintiendo! Él sabe que Sienna, la mujer que he logrado capturar ha sido siempre mi esclava, ella huyó de mi territorio hace años, ¡Pero sigue siendo mía!
— ¡Ella es libre! — Velka ladró con furia — Es la mate de nuestro Alfa, tú no tienes ningún derecho sobre ella.
— ¡Si lo tengo! — Gritó levantando un papel en el aire — Este documento firmado por la misma Sienna dice que ella regresa a mi como su amo de manera voluntaria, ¿Qué dices a eso ahora, Beta? — Atravesando a Velkan con la mirada triunfal.
Leo abrió la boca para decir algo, pero no pudo, un nudo en la garganta se lo impidió.
— ¿Qué hiciste Sienna? — Rachel soltó por lo bajo buscando la mirada de la loba que negaba con la cabeza y sollozaba lastimada por la plata contra su piel, que la lastimaba y quemaba como el demonio.
— La obli