— Muchas gracias por la cena… — Sienna dijo acomodándose un mechón rubio detrás de la oreja inconscientemente.
— No fue nada, ¿Puedo llevarlos hasta la casa? Ahí está mi auto — él se ofreció con naturalidad.
— ¡No! Gracias, eso no es necesario — ella trató de zafarse, aunque en realidad estaba cansada y no quería caminar, pero era mejor hacerlo a subirse a un auto con Evans.
— Por favor, insisto — abriendo la puerta del coche.
Sienna sopesó sus opciones, no hubiera querido darle su dirección a Evans, pero no era como si pudiera ocultarlo por mucho más tiempo, el Alfa ya había dado con su lugar de trabajo, lo más seguro es que también sabía dónde vivía para ese momento.
— Mami, deja que nos lleve, yo estoy cansado, y no quiero caminar.
Ella lo miró con ternura comprendiendo su sentimiento.
— Está bien, cariño, solo por hoy, ¿Está bien? — ella accedió de mala gana.
El niño se sentó en la parte de atrás del coche, y Sienna se acomodó junto a Leo en el asiento del copiloto.
— ¿Puedo pregu