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TODO POR NUESTROS HIJOS

Después de mi ataque de risa, que no les gustó mucho a los hermanos Scott. Me levanté a penas de la silla y me puse al lado de Aston y toqué su hombro.

-Amigo, el ojito que te gastaste -no pude evitar volver a reír al mismo tiempo que le guiñaba un ojo. Mi jefe aclaró su garganta haciendo sentir su presencia.

-Blue, por el día de hoy seré yo quien la llevará a los tribunales y luego que terminemos, nos abocamos a nuestro asunto -comentó en tono molesto mirando a su hermano-. En tu caso, te quedas acá y trabajas con Gypsia en la demanda de la empresa de biotecnología.

-¿Qué? -exclamé asombrada.

-Pero, hermano, ese es tu trabajo, no mío.

-¡Pues lo haces y ya! ¿O quieres que te eché de patitas a la calle como lo hice con Yorelys?

-No, no, perdón hermano, ya te he pedido de mil formas disculpas, yo no sabía que ella era tu novia.

-¿Es broma? La plástica se comió a los dos bombones Scott sin notar su parecido, me muero -seguía muerta de la risa.

-¡¿Bombones?! -preguntan ambos hermanos al unísono.

-Ups, ¿se me salió?

-Si -nuevamente ambos responden.

-Perdón, fue un lapsus. Me deje llevar.

-Pues prepárese Señorita Soré, que saldremos en 5 minutos.

-Está bien, señor Scott. Solo tengo que ingresar dos apelaciones con urgencia, más los documentos que debe apostillas Aston.

-Te los entrego belleza.

-Gracias, ciego -él me responde con una risa.

-Le quedan 4 minutos, señorita Soré -Masculló mi jefe desde el dintel de su oficina.

-Ya, ya, estoy casi lista.

-Estoy muerto ¿no? -cuchichea Aston.

-Parece que sí, pero ya me lo vas a contar. No me puedo quedar sin saber más de ese chisme.

-Vale. ¿Almorzamos?

-¡Señorita Soré!

-Te aviso.

-Dale...

-Listo jefe, ¿vamos?

-Vamos. -Tomamos el ascensor y nos dirigimos a la entrada del edificio, donde nos espera un Audi del año en la puerta, de ahí se baja un muñeco de torta de novios, enfundado en un traje negro que le queda como guante, gafas de sol y su pelo negro peinado hacia atrás.

-Buenos días, señor Scott.

- Buenos días, Jack. Te presento a mi asistente la señorita Blue Soré.

- Un gusto señorita. -Yo estoy en shock.

-¿Tenía chofer?

-Chofer y guardaespaldas del señor Scott, señorita - Me respondió el macizo de la misma altura de Adam, con unos ojazos azul cielo que encandilan, enfundado en un traje negro a la medida que lo hace ver... comestible.

-¿Es broma? Me hiciste pasar por tu chofer y niñera todo este tiempo. ¿Ahora me sale con que tiene uno?

-Ups, se me olvidó, pero bueno, ya sube. 

-Me las vas a pagar, Adam Scott -mencioné casi a penas para que no me escuche, pero de verdad que me las va a pagar este hombre.

-Jack, vamos a la corte y luego ya sabes dónde.

-Entendido, señor.

-Blue...

-¿Sí? -Aún sigo en shock, pensando cómo me las pagará mi jefe, porque esta sí que no se la perdono.

-Te ves hermosa el día de hoy -Sinvergüenza, este tipo no sabe que está a punto de ser mi víctima y que no quedarán ni sus cenizas.

-Si, claro señor. Ahora sí podemos hablar de los chicos.

-Si -me mira y te toca el mentón con su gran mano.

-Sé que Thomas y Alma no se llevan muy bien, pero son niños y es normal que ellos reaccionen así cuando se les impone algo que no les gusta. Mi Alma siempre fue la consentida de su papá y aunque muchas veces la he reprendido, tengo claro que ese lugar no podré ocuparlo, para ella han sido muchos los cambios que ha debido sufrir tras mi separación y de sopetón se topa con Thomas que vive también con sus preocupaciones.

-Ajá ¿y el punto es? -En eso el auto se detiene y nos quedamos mirando fijamente, Jack se voltea y nos habla tranquilamente.

-Señor, hemos llegado al primer destino -Lanzo un suspiro. 

-Gracias Jack, por favor espérenme acá. Ya vuelvo para que sigamos con la conversación.

-Aquí la espero señorita, no se preocupe. -Me bajé del auto y me dirigí al palacio de tribunales, me adentré entre sus salas hasta que llegué al despacho del juez Logan. Ahí se encuentra Pame, su secretaria. quien se ha portado de maravilla conmigo desde que estoy en la ciudad.

-Hola, Blue. ¿qué te trae por aquí? ¿Otra apelación para sumar puntos?

-No, como crees. ¿Tu jefe está?

-No, él no está en su oficina, le tocó estrado.

-Oh, ¿en serio? Que lastima, dile que la próxima vez lo pasaré a ver. Ahora requiero de ti con estos documentos.

-Okey, bella -me dice-. Dame los documentos y te los apostillo.

Ingresadas mis apelaciones y listos los documentos de Aston, me dirijo a la salida de los tribunales, por andar apurada, me doblo el pie en los escalones y casi caigo con toda mi humanidad al suelo.

-¡Mierda, no podía ser otro día! -digo sobando mi tobillo, intento pararme, pero veo como mi jefe está frente a mí, con cara de preocupación.

-¿Estás bien?

-Si, sólo se me dobló el tobillo, ya pasará -dejo escapar un grito cuando intentó apoyar mi pie -Como si nada, mi jefe me tomó por la cintura se colocó mi bolso en el cuello y con su otra mano tomó los documentos que se cayeron cuando me doblé el tobillo.

-Señor, todo está listo. ¿Podemos concluir con la conversación?

-Pero no seas tonta, primero vamos a la clínica para que vean tu tobillo.

-Señor, se nota que no me conoce, estaré bien. Solo con un poco de hielo, alguna pomada y analgésicos, ya verá.

-Creo que debo de empezar a hacerlo -dijo pensativo-. Conocerte... -Me da una mirada coqueta y me ayuda a subir al auto. -Cuando lleguemos a nuestro destino podremos conversar mejor. Vamos Jack.

-De acuerdo señor. -Nos dirigimos hacia las afueras de la ciudad, mientras cada uno va con sus pensamientos, voy mirando por la ventana y me doy cuenta de que estamos cerca de ¿Los Hampton?

-¿Dónde vamos, señor? -Pregunté dudosa, pues a pesar de que no he estado acá, noto la opulencia que hay a mi alrededor.

-¿Será que por hoy me puedes llamar Adam? Desde que nos subimos al auto ya no somos jefe, ni empleada. Ahora somos los padres de dos adolescentes, mírame como el padre del amigo de tu hija -no pude evitar sonreír ante su comentario.

-Que cursi, señor Scott. Perdón, Adam, pero esos dos son como el aceite y el vinagre, pero son buenos chicos.

-Eso es cierto, pero si con eso puedo pasar un tiempo contigo, me conformo -se detiene en sus palabras y me mira-. ¿No me digas que lo dije en alto?

-Pues eso parece Adam, padre del divino tormento de mi Alma, pero ya dime ¿dónde vamos?

-A, vamos a la casa de los Scott, aquí fue donde crecí y también crie a mi hijo Ethan.

-¿Y Thomas?

-El casi no conoce esta casa, una vez que su madre murió. Se crió en el penthouse que conoces, esta casa ha estado desocupada desde ese tiempo. Creo que es un lugar neutral que nos puede llevar a un buen acuerdo.

-Ah, okey -Noto que mi jefe baja su cara como para no seguir dando más explicaciones. Por ende, creo que no es el momento de indagar más allá. Nos bajamos, Adam se dirige a Jack y le pide que vaya con los chicos a la escuela, en eso me acuerdo de mi otro hijo.

-¡Ah, Salem!

-¿Qué? -pregunta Adam.

-Jack, por favor. ¿Puedes ir a buscar a mi departamento algunas cosas con mi hija y ver a su gato? -le entregué las llaves y le regalé una sonrisa en agradecimiento.

-Entendido. Señor, señorita. No se preocupe, haré lo que me piden, ahora los dejo. -Y nuevamente nos quedamos solos, yo solo admiré el paisaje, el lugar es bellísimo. Me encantaría poder traer un lienzo y plasmar lo que ven mis ojos.

-¿Entramos?

-Si, claro. -Volvió a tomarme de la cintura y me ayudó a entrar, ahora no siento tanta vergüenza y me dejo llevar por él, aunque aún me duele el pie. Nos adentramos a la casa, que casa, digo mansión, muy al estilo mi jefe, todo moderno, ordenado en tonalidades blancas y verdes, se ve preciosa. Me indicó que lo acompañe a una habitación que al parecer es el estudio, hay muchos estantes con libros y muchas fotos. Un hermoso escritorio de caoba y unos sofás junto a una mesita de café. Como pude me adentré y paré frente a la ventana para seguir disfrutando del paisaje. Como me gusta el lugar, se siente mucha paz. Giré en mis pies con cautela y me dirigí a los sofás, donde él ya se encontraba sentado mirando cada movimiento que hago.

-Bueno a lo que venimos -comenté. Me ofreció un asiento y él se dirigió al escritorio, tomó el teléfono y marcó.

-¿Café?

-Si, está bien un café.

-Rosa, ¿serías tan amable de traer café, algo dulce, el botiquín y una bolsa con hielo? por favor -guau, qué amable, jamás lo había escuchado hablar así, dice algunas cosas más y luego colgó para volver a sentarse frente a mí. Retomo la conversación.

-Adam, sé que nuestra forma de ver las cosas es muy diferente, pero creo que eso no debe afectar la relación que tienen nuestros hijos. Lo que me preocupa es que ellos desde el principio se han llevado mal y creo que eso se debe a que Thomas no tiene la suficiente valentía para expresar sus sentimientos. A diferencia de Alma, ella es una pequeña luz que busca que todos estén bien y a veces se extralimita.

-Te entiendo, sé que no he sido el mejor padre para él, de hecho, siempre me digo a mí mismo que él es mi padre -Sonríe-. Me trata y lo trato como un adulto y eso hace más difícil nuestra relación.

-Pero aún, sigue siendo un niño, tiene derecho a equivocarse, a disfrutar de su juventud y no a madurar a la fuerza. Tú tienes todos los medios para hacer que él sea un gran hombre, es más, a pesar de todo lo malo que le ha pasado es responsable e inteligente. Solo que aún le falta un poquito de inteligencia emocional.

-Entiéndeme... Si no fuera por él, mi vida no sería un completo desastre -dijo mientras miraba como su nudillo se tornaba blanco. Su rostro mostraba evidente molestia.

-A no señor, eso sí que no se lo permito. Thomas no pidió venir al mundo, tampoco es culpable de que su madre muriera en el proceso de traerlo al mundo -Me mira con cara de asombro, pero es la verdad-. Desde que conozco a ese chico le he escuchado y entendido. Y tú menos que nadie puede culpar, pues sabes que tengo razón.

Blue 1 Adam 0

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