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UN PASADO QUE ATORMENTA

¿Cómo esta mujer que no llevaba ni un año trabajando conmigo sabía más de mi hijo que yo? ¿Qué estoy haciendo mal? Bueno eso lo sabía, pero no podía dar mi brazo a torcer, sólo recordar ese pasado me hacía sentir como la m****a. De verdad que mis razones tengo y algún día podré decirle la verdad a mi hijo de su nacimiento y el porqué de mi rencor...

Ese rencor que no es con él, sino que conmigo por lo que fue, lo que pasó y lo que no pudo ser. Por todas esas horas de sufrimiento que tanto Ethan como yo pasamos y por la llegada de Thomas a nuestro hogar. Era tan pequeño...

Sé que Blue tiene razón, mi hijo no pidió nacer, pero yo tampoco merecía la traición de su madre y menos lo que sufrió Ethan. 

Mientras doy vueltas en mis recuerdos, Blue se pone de pie y se acerca hasta mí.

-No es eso a lo que me refería -logré esbozar esa frase con mi garganta apretada.

-Te escucho -se cruzó de brazos y me invitó a hablar, mientras levantaba sus cejas y se volvía a sentar, pero esta vez a mi lado.

No sé qué me pasaba con ella, solo la veía y hacía que se desbordaran todos esos sentimientos que llevo tantos años escondiendo. Lancé un suspiro y sin que pudiera aguantar me puse a llorar. Gruesas lágrimas corren por mis mejillas y ella se acerca a limpiarlas con sus manos suaves.

-Debió ser muy difícil lo que pasaste, perder a quien amas y no poder hacer nada, es algo que no tiene comparación -ella llevó su mano a mi espalda, mientras daba suaves golpecitos sobre ella-. pero también debes pensar en tu hijo, como ya te dije él no pidió venir aquí y si tú puedes mirarlo un poquito más como lo miro yo, te darás cuenta del tesoro que te estás perdiendo.

-Lo intento, lo he intentado, pero mis barreras son más fuertes y no sé, de verdad no sé cómo hacerlo... Ayúdame, por favor... -le supliqué, mientras ella me miraba con una bella sonrisa.

-Por supuesto que te ayudaré, tú sabes que como padres estamos dispuestos a hacer todo por nuestros hijos ¿no? -respondió decidida y eso me alienta a seguir adelante.

Tomé su carita entre mis manos y la acerqué a mí para besarla. No es un beso dominante o rudo, ni cargado a lo sexual, es un beso necesitado de afecto, se siente como si era lo que requería para vivir. Ese motor que comenzaba a mover los engranajes de mi vida y de su vida.

En eso escuchamos el golpeteo de la puerta...

-Mi niño, perdón por interrumpir. -Ambos nos separamos, Blue se podía observar ligeramente sonrojada y yo con la respiración a mil, al mismo tiempo que secaba mis lágrimas.

-Rosita, tú jamás interrumpes. Ven que quiero presentarte a Blue, mi amiga y asistente.

-Un gusto, Rosa -Blue le extiende la mano y Rosita la recibe muy animada. 

-El gusto es mío señorita.

-Blue, sólo dígame, Blue.

-Entonces, llámame, Rosita, como lo hacen mis niños Scott.

-Por supuesto, será un placer.

-Si Rosita, Blue se quedará con su hija y tu bebé todo el fin de semana.

-¿Qué?

-Así es...

-Pe... pero tengo cosas que hacer y plazos que cumplir, pensé que era solo por hoy y por eso pedí algunas cosas.

-Sólo es un fin de semana Blue, el mundo no se acabará por que no estés en Nueva York y para eso están los computadores, si requerimos algo mandaremos al holgazán de Aston y listo -respondí de lo más calmado-. Ahora lo que nos preocupa es solucionar el problema de los chicos y para eso te necesito un 200%. 

Además, así te voy a tener cerquita, que suerte la mía... 

-Rosita prepara dos habitaciones más, por favor.

-Si mi niño, que bueno es volver a tener vida en esta casa, no sabe lo feliz que me hace.

-Y tu señorita -apunté a Blue con mi índice-. No acepto un no como respuesta, además debes recuperarte de ese esguince, ¿qué mejor manera de hacerlo aquí?

-Pe...pero.

-Pero nada, mujer, de todo se está preocupando Jack con los chicos y ya deben venir hacia acá,

-¿Por qué siento que tenías todo planeado Scott? 

-Chicos, el amor ronda en la Mansión Scott, me encanta...

-¡Rosita!

-¡Rosa no! Esto es por nuestros hijos. -Replicó Blue, mientras sus mejillas se enrojecen.

-Y yo nací ayer, en fin. Voy a preparar todo, con su permiso -salió del despacho y la oímos soltar una fuerte risotada. Ahora que lo pienso, el "nuestro" sonó tan bien, que me gustaría ser un poco más como Blue y poder decir las cosas a la cara. 

Pues bien, manos a la obra Scott, si debo de aprender de cero, eso es lo que haré. Ya no quiero a Blue como una conquista más. La quiero como parte de mi vida y en la de mis hijos; pero principalmente mía, solo mía. 

En alguna parte de Nueva York...

Los chicos son realmente un caso complejo, desde que se subieron al auto discutieron como perros y gatos. Ya estaba viendo canas verdes en mi perfecta y cuidada cabellera negra y una arruga en mi entrecejo. 

¿Cómo dos adolescentes pueden tener tanto por qué discutir?

-Si no fuera por lo terca y bruja que eres enana esto no estaría pasando.

-¿Yo? ¿perdón qué dijiste? ¿que yo qué? A no, baboso. Esto pasó porque no eres capaz de cerrar esa bocota que te gastas y nos metiste en el tremendo problema. -Ambos gruñeron frustrados ante la situación, mientras miraban por la ventana del vehículo. 

-¿Dónde vamos, Jack?

-A los Hampton, Joven Scott. 

-¿En serio? 

-Si. 

-¿Qué bicho le picó a mí papá?

-No lo sé, joven Scott, pero antes de llegar sus padres me pidieron que comprara algunas cosas con su ayuda. 

-Genial, también tengo que pasear por el centro comercial con este baboso y con el muñequito de torta. ¡viva! -mencionó la señorita con ironía,

-Obvio que la vergüenza la pasaré yo, por andar con una enana y bruja como tú -ya estaban tocando fibras muy delgadas en mí, estos dos críos. 

-¡Jóvenes, por favor! Hagamos esto rápido, no creo aguantar mucho tiempo su escándalo. 

-¿ah? -después de eso el silencio dominó. Ambos chicos me miraron como posesos, creo que la acabo de embarrar. Me siguen mirando y yo quiero que un hoyo se abra en la tierra y me trague para lanzarme en la China. 

-Está bien Jack, ya entendimos, ¿no es cierto, Alma?

-¿Cómo? ¿No me acabas de decir enana y bruja?... Bueno, bueno, está bien ya entendí. Ah, pero primero debo de ir a buscar a mi amorcito. 

-¿Amorcito? ¿Qué amorcito? Se supone que este fin de semana es para trabajar en la obra, no vamos de vacaciones y menos con tu noviecito.

-Y nadie lo discute... Pero ¿qué te pasa baboso?

-Lo sé, señorita, su madre me dijo que debíamos pasar a buscar a su pequeña mascota y me entregó las llaves de su apartamento. 

-Gracias, Jack, eres muy considerado. Ya me caíste bien -La jovencita Soré me guiñó un ojo y sonrió, mientras se acomoda tranquilamente en su asiento, mientras veo la cara del Joven Scott refunfuñando. 

y Jack no estaba equivocado.

«Tonto, tonto y tonto mil veces tonto. Si mi boca hablará sólo cuando corresponde, no tendría que estar pasando esta vergüenza» Fueron las palabras que deambulaban en la mente de aquel chico que como siempre ya la había regado.

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