Después de pasar un maravilloso fin de semana con los chicos, nos disponemos a volver a la ciudad, con bombos y petacas vamos en la Hummer de Adam, manejada por Jack. Los chicos van discutiendo como siempre, pero veo que de manera más distendida. Llegamos a la escuela y luego de dejar a los chicos nos dirigimos a la oficina para empezar un nuevo día de trabajo. Cuando bajamos del vehículo Adam toma mi mano y la entrelaza con la suya.
-¡Adam ya! ahora suelta mi mano- le doy golpecitos tratando de soltarme
-No quiero, es mía- no la suelta y me hace pucheros como niño chiquito.
-Adam, ¿Qué pasó con el abogado más gruñón y ogro de la ciudad? no me hagas enojar y menos arrepentirme de lo que estamos haciendo - le digo esto porque si nos estoy dando esta oportunidad lo nuestro debe ser claro desde el principio y le recalqué que en la oficina no- por favor en el trabajo nos respetamos, soy tu asistente y quiero que eso se mantenga así, nuestra relación dejémosla fuera de este edificio, lo s