A la mañana siguiente...
Despertar con los rayos de sol que acariciaban mi cara se sentía genial, pero a eso sumarle que ella duerme entre mis brazos creo que se siente maravilloso...
Si, anoche dormimos juntos, cumplí mi palabra y como el caballero de brillante armadura que quiero ser para ella, se lo prometí y cumplí. Estos últimos años puedo haber sido una bestia que tenía sexo solo para satisfacer mis necesidades de hombre. Usando a las mujeres y luego desecharlas como papel barato. Al punto que ni las dejaba dormir conmigo, pues para eso estaban. Esa era mi forma de ver mi vida y mi verdad. Si señoras y señoritas he sido un completo animal, pero Blue... Mi blue, es distinta. Sentía que no necesitaba más que a ella, así acurrucadita en mi pecho. Así como en este momento sentía que ambos encajamos como las piezas de un puzle que se habían perdido y volvieron a juntarse. Encajaba perfectamente a mí lado y si no fuera de esa forma. La haría encajar, pues, creo que estoy enamorado... Mientras estoy en mis cavilaciones podía sentir que alguien me estaba mirando, pero mi sorpresa mayor es que no es una sino dos caras de asombro mirando en la puerta. -Buen día, bello durmiente -dijo mi hijo. -Hola, a ti -saludó Alma. -Buen día, chicos -dije bajito para no despertarla. En eso siento como me llega un puñetazo certero a la cara... Hace días que no dormía tan bien, mientras salía de mi modorra. Estiré mis brazos y sentí como mi mano pegó en algo ni muy blando ni muy duro. -¡Auch, Blue! -Ese era Adam quien estaba tocando su mandíbula y entendí a quien había golpeado. -Oh, perdón -bajo de la cama y me acerco a él tomándole el mentón-. ¿Estás bien? -Te lo merecías. -comentó Alma carcajeando desde la puerta. -¿Estás bien, papá? -Sí, pero sí que golpeas duro mujer -mencionó con una sonrisa en el rostro. Estaba muy animado a pesar de que su cara tenía una marca roja por el golpe. -Bien, ya que todos están despiertos. Nana dice que el desayuno está servido. -Además, ¿no era que veníamos a trabajar? -dijo Alma mostrando cara de molesta, aunque por dentro debe estar aguantándose la risa. -Oh sí, me ducho y los encuentro en el comedor -les respondí. -Una excelente idea, no nos tardaremos -dijo el coqueto de Adam- Todos lo miramos mal, pero luego soltamos una risotada y sin decir más, los chicos salieron de la habitación. Me dispuse a ir al baño y Adam me siguió. Me paré frente a él y lo miré, haciendo un amague de darle un beso, pero... -¡El que llega primero se baña! -dije saliendo disparada y cerrando la puerta frente a sus narices muerta de la risa. -Blue, abre la puerta. ¡Aprovechemos el agua! -¿Desde cuándo el gran Adam Scott es tan tacaño que quiere ahorrar? -¿Desde ahora!, anda, di que sí. -Solo si no te aprovechas -repliqué en tono burlón. -¿Podemos transar? estoy abierto a una buena oferta, señorita Soré -elevó sus cejas y sonreía seductoramente, ¿cómo voy a aguantar con este pedazo de hombre que me está dando todo en bandeja? Suspiro y solo atino a decir -Mejor que no, dije entreabriendo y cerrando la puerta. -¡Me vuelves loco mujer!! -respondió detrás de la puerta. Saco el pestillo y abro la puerta, lo tomo de la camisa y lo acerco a mí. -Está bien, ven acá. -Guau -Su mirada se pierde en mi cuerpo, mientras comenzaba a desnudarme sacando prenda por prenda. Quedando solo en ropa interior. -Eres tan bella -soltó dejando salir un sonoro suspiro. Me acerco a él, tocando su pecho, siento como se tensiona. Sus latidos son más irregulares y su respiración se torna más profunda, sabía que estaba aguantándose las ganas de atacar. Lo sentí anoche mientras dormíamos y su notable erección se mantuvo detrás de mi espalda. -¿Qué desea, señor Scott? -pregunté, acercándome lentamente a él. -Todo lo que tú quieras darme, cielo. -Lo había decidido, me iba a arriesgar, este hombre me había mostrado que quiere estar conmigo y que merecía otra oportunidad de vivir, puede que fuera algo apresurado, pero ¿qué más podía perder? Ya desperdicié parte de mi vida siéndole fiel a alguien que no se lo merecía. Además, soy una adulta y no tenía que rendir cuentas a nadie más que a mí misma. No estaba buscando amor y creo que Adam también quería subir a este nivel conmigo. No me voy a cuestionar, sólo iba a sentir y a disfrutar lo que la vida me entregaba. Coloque mis brazos alrededor de su cuello y comienzo a besarlo. Primero es un beso suave para luego pasar a morder su labio inferior. Sintiendo como lo que provocaba aún más, pues, su gran erección se hacía sentir frente a mi estómago, él comenzó a tocar, amasar y sentir mi cuerpo, lo hace de manera delicada. -Mas lento bella, sino terminaré de inmediato -gruñe en mis labios y con ambas manos tomó mi cara para volver a besar mi boca con desesperación. Quería comerme toda, introdujo su lengua hasta mi garganta, haciendo que mi centro se mojara sin piedad. -Oh, Adam. -Mmm. -Te necesito -me quité el sostén y las bragas para estar desnuda frente a él, para luego sin más exhalo y con mis manos bajo su pantalón junto a su bóxer, dejando su miembro duro y grueso salir desesperado de su encierro. Lo magreo y allego a mi entrada para darle la bienvenida. En solo unos segundos me tiene empotrada en el mueble del baño, entrando y saliendo de mí. Haciéndome gemir como una posesa de placer. -Oh, Adam -dije clavando mis uñas en su espalda. -Si, si, ah eres deliciosa, dámelo... Hazme sentir cuando llegues. Y con esas palabras todo explotó en mi ser, mi cuerpo se contrajo. Él sigue bombeando un poco más hasta llegar a su liberación. Nos miramos y aunque no sale de mí, me llevó hasta la ducha para seguir dándonos placer y concluyendo con un baño que me dio como si yo fuera una bebé. -Eso fue... Intenso -dije mientras secaba mi cuerpo. -Ni que lo digas, pero no creas que podrás escapar de mí. Desde hoy eres toda, completa y absolutamente mía -nos cambiamos rápidamente, antes de llegar a la puerta, me besó y tomó mi mano para proseguir a salir de la habitación. -Al fin -exclamó Alma con su inconfundible dramatismo. -Papá, si las miradas mataran ya estarías muerto y bien enterrado -mirando a Alma que lo ve un poco molesta. -Lo sentimos chicos -dijo Adam. -¿Nos perdonan? -coloqué mis manos en son de súplica. - Todo sea por tener buena nota con este baboso. -Peque... -la miré y la entiendo, pero me molesta que sea así con Thomas. Adam me mira y mueve su cabeza como indicando que no siga. -Mi bella dama lejos de ser arrogante, es modesta como una paloma; lejos de ser violenta y encendida, apacible y fresca como el aire de la mañana. En cuanto a paciencia, es una segunda Griselda y en lo que a castidad atañe, una Lucrecia romana. En una palabra, nos entendemos tan bien que nos casaremos el próximo domingo. -Guau, Petruccio -respondió mi hija-Preferiría verte ahorcado el sábado. -Papá, eres mi ídolo -dijo Thomas aplaudiendo. -Esto se pone bueno, ya me gustó, vamos a ensayar mientras desayunamos -aplaude Alma. Todos reímos y aprovechamos de tomar un rico desayuno, mientras Adam les contaba de sus andanzas en el taller de teatro de su universidad. «Nota mental... debo indagar más sobre Adam Scott...» -------------- El fin de semana, se hizo muy corto y ya vamos devuelta a la realidad. -¿Adam? -llamó mi hija. -Dime, princesa. -Gracias por este fin de semana. -A ti bella damisela, debo decir que hace tiempo que no me divertía tanto...