En el aeropuerto de Barajas, dos jóvenes con sus maletas, un bolso de mano y muchos sueños se aprestan para su viaje, uno volviendo a su ciudad natal a terminar su pasantía y la otra a conocer la gran manzana y realizar su mayor sueño, reencontrarse con su familia. Una vez dentro del avión ambos jóvenes se instalan en sus asientos o... en los que creen que son de ellos.
-Disculpa -la chica ve a un muchacho guapísimo sentado en el asiento que le corresponde. -Mmm -levantó el chico su mirada del libro que estaba leyendo y guau, una preciosura remueve sus pensamientos y otras cosas más, para sus adentros piensa «Que guapa está, me la comería completita.» -Oye, despierta... estás en mi asiento -la chica mueve su mano frente a su cara para que la deje de mirar como un trozo de carne. -Creo que no, el mío es el 35b -En efecto, pero estás sentado en el 35c, que es el mío -le replica molesta. -Oh -m****a, dice para sus adentros-. Perdón, perdón no me fije -exclamó con la mejor cara que tiene, se mueve al asiento que le corresponde. -Hola, soy Ethan. -El chico le extiende la mano para saludar y ella sólo lo mira con cara de nada. -Ajá ¿y? -Como regla de cortesía deberías contestar con tu nombre ¿no? -¿Eh? Ah sí, perdón Valentina -nuevamente lo deja con la mano estirada mientras ordena su bolso de mano en la maletera. «Bella hasta su nombre, aunque un poco arisca» pensó Ethan. -¿Vas a Nueva York? -Ajá. -¿Negocios o placer? «Tanta preguntadera, parece abogado.» piensa la chica. -Estudios, mejor dicho. -Yo también. -Ah, ok. -Eres muy comunicativa. -Con quien me interesa. -Auch eso dolió -hace un amague tocando su pecho como si le hubiera dolido. Mientras la chica se preparaba para su viaje e ignorando al bombón que estaba a su lado. El chico no se quedó tranquilo y se cuestionó a su interno. «¿Cómo es posible que no caiga en mis encantos? ¿Qué le pasa?» -Veo que no te intereso. -¡Bingo! -la chica le dio su mejor sonrisa, se colocó los audífonos y lo dejó, mientras seguía pensando en cuando la dejaría de molestar. -Eres todo un caso, Valentina. -Reconociendo que la chica es muy extraña, pero eso a él le encantaba. «No dejaré pasar la oportunidad de pedirle su número, ésta no se me resistirá. Si fui capaz de venir a Europa para saber todo sobre la loca de la novia de mi padre y cayó redondita en mis encantos, como esta preciosura no va a caer.» -Algo más -Parecía más una afirmación que una pregunta, pero la chica se sintió incómoda con el muchacho a su lado - Bueno, el viaje es largo podríamos conversar, puede ser que te termine interesando. -Lo veo difícil. - «Se cree un don Juan» pensó molesta.» -Ahora podrías dejarme concentrar, debo preparar algunas cosas antes de llegar -Saca sus libros y apuntes para comenzar a trabajar en los documentos que debe entregar a su llegada. -Cardiología ¿eh? Qué coincidencia, estoy en mi último año de internado. -No me digas - «¿De verdad piensa que le voy a creer? Lo voy a probar.» Se dijo la chica. -¿Entonces estás al tanto de las nuevas técnicas de microcirugía cardiaca? -La chica pudo observar cómo el muchacho sacó sus apuntes, para luego darle una cátedra de padre y señor mío, con eso la mató. Comenzó a explicarle de los avances que se han implementado en el hospital general de Nueva York y de todas las nuevas propuestas que conocía respecto al tema. Ambos se enfrascaron en una conversación amena que no querían terminar, ni siquiera se dieron cuenta del tiempo hasta que se escucha por los parlantes que están por aterrizar. -¿Es muy riesgoso trabajar a corazón abierto? Yo solo he podido estar de oyente y ahora que me estoy cambiando de universidad espero empezar mi internado. -Te encantará el poder ayudar a alguien y saber que además de salvarle la vida le estas dando una nueva oportunidad junto a los suyos eso es impagable. Por los parlantes se escucha a la aeromoza dando las últimas indicaciones antes de aterrizar. -¡Ah, por fin! -exclamó la chica, mientras se estiraba en su asiento y se abrochaba el cinturón. -¿Tan malo fue? -¡No!, disculpa. Lo decía porque por fin podré ver a mi familia. -¡Qué bien! Oye Val. -Dime. -¿Me darías tu número? O sea, sería genial poder reunirnos para seguir la conversación -y obvio otras cosas más. -Mejor dame el tuyo, aún no tengo un número en USA, pero prometo llamarte cuando lo tenga -Le pasó su teléfono para que él apunte el suyo. -Okey -El muchacho anota su nombre y coloca un corazón al final -ella se ríe al ver el detalle en el teléfono. -Ethan, eres todo un don Juan, demasiado cliché. -Siempre muñeca, siempre... Salieron con sus maletas, desde la puerta de arribo internacional y cuando están por despedirse se acerca la mujer más bella que Ethan ha visto en su vida. -¡Preciosa! -¡Mamá! ¿Mamá? ¿Pero si se ve tan joven?, ambas mujeres se abrazan y en ese momento logro ver ciertos rasgos parecidos entre ellas. Parecen hermanas y se ven muy dulces las dos. -Te extrañé preciosa. -Yo más. -¿Y quién es este guapo joven? -Ah, es Ethan, fuimos compañeros de asiento. -Mucho gusto -me extendió la mano y sentí como si cientos de mariposas se reunieron en mi estómago y quisieran salir. -Hola, espero que mi hija no te haya molestado mucho. -sonríe con la dulzura que me tiene suspirando. Wow, que mujer. -¡Mamá! -Me he sonrojado, ¿qué me pasa? No quiero soltar su mano, ella se da cuenta y lo hace en forma despreocupada. -Para nada, fue muy grato viajar con Val. -Igualmente. -Bueno, las dejo. -poniendo carita triste, me hubiera encantado seguir charlando, pero el deber me llama-. Debo tomar mi camino, espero tu llamada. -Si, ya sabes, lo haré una vez tenga mi nuevo número. Cuídate, que te vaya bien en tu internado. -Lo mismo digo. - Sin más nos despedimos y me quedé como un bobo mirando a esas dos mujeres, se parecen mucho, ya sé de quien sacó Val su belleza... «Ahhh espero que me llames princesa.» ---------- -Guapo el muchacho -dijo mi madre haciéndome gracias levantando sus cejas. -¿Ah? -ya que no presté atención. -Hija estás en las nubes, deja que te limpie que se te cae la baba -sacó de su bolso un pañuelo y en son de mofa me lo entrega-. No mejor que no, límpiate tú solita la boca. -Mamá, solo fue una grata conversación, nada más. -Si, cómo no.... ¡Sóplame este ojo! -Eres muy pesada, mamá -cruce mis brazos molesta, pero cambió de inmediato al no ver a Alma con mamá- ¿Y la peque? -Está con Thomas estudiando en casa. -¿El hijo de tu jefe? ¿Se soportan? -Las cosas han cambiado en estos días cariño, ya te pondré al día. -Ok. Estoy ansiosa por verla. -Llegamos al departamento y he ahí a Catalina y Petruccio excelentemente personificados por los chicos a quienes vemos enfrascados en una tensa discusión. -Baboso, esta es mi casa-Gritaba una muy molesta, Alma. -Y yo tu visita -Replicó-. Ah y tu novio. -¡¿Qué?! -gritamos al unísono con mi mamá. -Ya cállate idiota... ¡Val, llegaste! -Exclamó mi hermanita, ¡Uy! que rápido cambió. -Hola mi peque -Nos fundimos en un abrazo amoroso, echaba de menos a mi hermanita y qué decir de mamá, ambas son todo lo que tengo en este mundo, junto a mi abuelo Agustín -es increíble todo lo que te extrañé. -Y yo a ti, mi Sis. -el chico tosió para hacerse notar. -Hola, tú debes ser Thomas, me han hablado mucho de ti. -Mucho gusto, bella dama -dijo sonrojado -Thomas Scott, a su orden. -Todo un príncipe azul -habló mi madre-. Bueno, pero no salgamos del tema, ¿cómo es eso de que son novios? -Eh, bueno. -Thomas dijo rascándose la nuca. -Déjame y te explico, mamá, porque este baboso lo puede empeorar. -¡Alma! -exclamó Thomas visiblemente sonrojado, mientras mi hermana se disponía a explicarnos la situación. -¿Qué? -En ese momento me apretaba la barriga riendo, mientras estos dos discutían, así que decidí intervenir. -Bueno chicos, estamos esperando. -Ah, bueno les cuento lo que sucedió con la bruja de Irma y como valientemente defendí a este baboso y obviamente mi honor. ¡Uff, fue horrible! Alma nos cuenta con lujo de detalles la discusión con la chica colocando de su cosecha de dramatismo y cuando termina resopla. -Muy desubicada la chica, pero los perritos tampoco tienen la culpa -dijo concluyendo con su relato. -Además, Irma se desubicó y habló mal de Alma, de ti Blue y eso yo no lo iba a permitir -dijo molesto Thomas, pues al parecer le afectó lo que esa chica les dijo. -Me parece justa su forma de ver las cosas, pero les recuerdo que por sobre cualquier cosa siempre está la verdad y a ustedes se les olvidó. -Okey, lo siento mami. -Sí mi generala, pero de verdad que fue una mentirita piadosa, prometemos no hacerlo, ¿cierto, enana? -veo como le da un codazo para que mi hermana reaccione. -Ah... Si... entendido, lo prometemos -mientras responden los ví que colocan sus manos detrás y están cruzando los dedos, ¡Por Dios, estos chicos! Para no seguir con el incordio me decido a hablar y bajar las tensiones -Bien, entonces ahora cuéntenme de su trabajo con sus papeles, mamá dice que han avanzado muchísimo en corto tiempo. -Los chicos me contaron cómo han avanzado y de la manera en que han aprendido a trabajar en equipo. Se nota que a pesar de que discuten mucho, ambos se llevan bastante bien y por lo que veo su relación es como un juego de tira y afloja. Ah se siente tan bien, por fin estoy con mi familia... Espero que este sea uno de muchos de esos días... Una vez que terminamos de ponernos al día los chicos se van a descansar, aprovecho y me preparo un buen café, pues, aunque digan lo que digan a mí me encanta y me calma cuando estoy nerviosa. Veo que mamá sale al balcón y está llamando a alguien. -Buenas noches, mi sexy ogro. Mi caballero de brillante armadura se quedará en casa para que no te preocupes -una carcajada masculina se escuchó. -Buenas noches para ti cielo, nos vemos mañana. Descansa y sueña conmigo. -Tú también, dulces sueños -se escucha por el altavoz. -¿Y eso mamá? -Ay, Valentina. Me asustaste -Suspira-. Estaba avisando a Adam que Thomas se quedaría acá. -¿Adam? Mmm, mira cómo cambian las cosas eh. -Ven, para que te cuente las buenas nuevas, cariño... -¿Con otro café y churros? -Por ahora con otro café -miró mi taza vacía y la tomó para llevarla a la cocina-. Rollos de canela, ya me pondré al día haciendo unos ricos churros. Amo a mi madre de una manera infinita y verla sonreír nuevamente hace que mi corazón sienta cierta tranquilidad. Es bueno haber venido aquí.