El espejo no mentía.
Alisson respiró hondo frente a él, con el corazón palpitando con tanta fuerza que podía sentirlo en la garganta. Las manos le temblaban apenas, pero lo suficiente como para que no pudiera mantenerlas quietas sobre su regazo. Sus dedos resbalaban entre sí, sudorosos, incontrolables.
El vestido blanco caía con suavidad sobre su cuerpo, delineando su silueta sin demasiados detalles, pero eso no importaba. No necesitaba encajes ni bordados para sentirse vulnerable. Bastaba con mirarse y saberse parada frente a uno de los momentos más importantes de su vida.
«Por segunda vez»
Un día que había soñado… y temido.
Un día que ahora era real. Muy real.
Tragó grueso, sintiendo como sus mejillas se tornaban rojas. Se iba a casar por segunda vez con Christopher Langley y, está vez esperaba que fuera para siempre. Soltó un suspiro largo y luego se mordió el labio para no sollozar.
La puerta se abrió con un leve chirrido, y Elizabeth entró en la habitación con paso delicado, llev