—¡No podemos seguir entrando a cada maldita urbanización que se te ocurra, Christopher! —exclamó Ryan, frunciendo el ceño y con el rostro pálido.
Desde las cuatro de la mañana, Christopher prácticamente lo había obligado a buscar a Alisson en todas las urbanizaciones de París. ¡Estaba completamente desquiciado! Fuera de sí, loco. No habían dormido ni comido nada, solo porque Christopher necesitaba saber dónde vivía su exesposa. ¡Y claro! Como Ryan no era capaz de dejar a su mejor amigo, medio ebrio, con el pómulo roto y completamente lunático por ahí solo, lo estaba acompañando a hacer la locura más grande de su vida. Aunque, en esos momentos, el castaño ya se estaba arrepintiendo. No solo porque habían gastado parte del dinero que traían sobornando a los vigilantes de las urbanizaciones para que revisaran la lista de habitantes, sino porque Ryan parecía un puto zombi y no dejaba de quejarse.
—Solo buscaremos en una más y ya —exclamó Christopher, rodando los ojos como si lo que estab