Dakota o Atenea no son más que un alias al cual tuvo que aferrarse para salvar su vida. Una estafadora y muchas jugadas harán que el gran temerario oficial de la Interpol, Deimos Wolf, quien hace honor al representar el nombre del dios del terror. El oficial Wolf es el mejor al momento de capturar a todo tipo de mafiosos y maleantes, pero jamás pensó que una mujer haría que sufra al perseguirla, sin saber qué estaba demasiado cerca. Dos vidas, un secreto y muchas jugadas como el ajedrez hará que un amante de la ley y una estratega crucen sus vidas para siempre. No te enamores o lo perderás todo.
Leer másLo que muchos dicen sobre aquello de que es mejor aliarse con tu enemigo es verdad. He sido buscada por la Interpol desde hace casi seis años tras haber realizado mi mejor e****a. Al principio nada más me dedicaba a e****ar a hombres borrachos en cualquier bar de muerte para sobrevivir. Solía seducirlos y luego les robaba sus carteras y algunas joyas que cargaban consigo. Después de un tiempo, fui mejorando mis habilidades hasta el punto de e****ar a gobernadores, senadores, entre otros hombres. Pero la mejor e****a que pude hacer fue a la mismísima Interpol.
Verán, hace casi seis años, cuando recién había cumplido veinticuatro años, visité a unas amigas en Ibiza, España. Todas éramos unas viejas amigas y ninguna sabía lo que en realidad solía hacer. Ellas creían que me había ido a New York a estudiar y trabajar, pero a lo que en realidad me dedicaba era a estafar. Aquella última noche de fiesta, unos hombres se fijaron en ellas y se fueron a quien sabe dónde para tener una noche alocada con ellos. Yo había decidido ir a un bar Swinger en busca de diversión y fue ahí cuando comencé a perder más el conocimiento, debido a que había perdido más de la cuenta.
Luego de esa diversión, decidí volver a mi hotel completamente ebria y lo único que consigo recordar es despertar al lado de un hombre que tenía un enorme tatuaje de un lobo sobre su hombro derecho. Su rostro no lo pude ver porque estaba cubierto por la almohada y fue una verdadera lástima. Después de esa noche de pasión y de la cual no recuerdo cómo sucedió para terminar en la cama con ese hombre, hice mi trabajo. Iba a estafar al famosísimo Rick White, un multimillonario de Venecia, quien había visitado Ibiza para celebrar su cumpleaños y para entonces, yo fingí ser una excelente contadora y me hice parte de su equipo durante cuatro meses hasta estafarle una considerable suma de dinero.
Era una experta en el disfraz, durante esos meses de engaño, no solamente usé una identidad falsa, sino que también usé huellas, tono de voz y un rostro falso, gracias al maquillaje y a la tecnología. Rick White no fue mi único objetivo, sino que también tres hombres más. Ellos, al ser de familias millonarias, intentaron convencer a la Interpol, interrumpieran mis planes, pero no lo habían conseguido, hasta que se me ocurrió la maravillosa idea de estafar al líder de la Interpol sin saberlo. Estoy segura de que se preguntarán como lo supe..., la respuesta es fácil. Me tiré al líder quien se encontraba a cargo de la Interpol, robé su cartera e identificación y vaya que gana bien ese hombre. Vacíe su tarjeta como solía hacer con mis objetivos, lo que no sabía era que terminaría dando a luz a un par de gemelas nueve meses después. No sabía si el padre era el líder de la Interpol o el sujeto del bar Swinger. Por ello, tras haber dado a luz, dejo de ser Atenea, la gran estafadora, para ser Dakota, la novata.
Todos mis movimientos siempre estuvieron bajo vigilancia por el hombre que me había criado, quien no era más que un maldito proxeneta y ladrón. Este hombre me arrebató a mis hijas y no quería devolvérmelas, me ocultó durante tres años su verdadera ubicación y al final murió de una sobredosis, lo que hizo imposible descubrir dónde las había dejado y es por ello que tampoco tuve más opción que infiltrarme en el equipo de la Interpol. Tomé las clases correspondientes, hice todas las pruebas hasta conseguir entrar. También mejoré mis técnicas de lucha y disparo, al igual que entrené mi mente para ir siempre un paso adelante de ellos.
Ya no era alias Atenea, ahora era alias Dakota, la novata.
Había decidido llevar mi cabello rubio y corto, siempre fui una mujer de curvas y de piel blanca, además de ser alta. Llevaba lentillas de color marrones y en este lugar no podía ocultar perfectamente el equipo que me ayudaba a distorsionar mi voz. Sin embargo, pude llevar huellas falsas y una identificación totalmente falsa.
Ese día estaba haciendo suficiente sol para provocar que te desmayes del calor. Todos admiraban mi belleza, era la única mujer que había conseguido entrar en el equipo. Éramos diez novatos, todos seríamos destinados a un equipo diferente y a mí me mandan con Deimos Wolf, el líder de aquella noche. Me encontraba emocionada, porque había esperado poder entrar en su equipo, puesto a que de esta manera podré conseguir que me ayude a encontrar a mis hijas sin que se dé cuenta. Después de todo, era una experta en el engaño.
—Todos, escuchen con atención. A partir de ahora tenemos algunos novatos. Todos ya fueron asignados a un equipo, Deimos, la chica es tuya.
Fingí ser una mujer muy tímida y torpe. Era el momento de dar a conocer mis dotes de actriz. Me fijé en el físico del temido Deimos Wolf y vaya que era atractivo. Su cuerpo es musculoso, alto y de piel blanca. Su brazo derecho estaba todo tatuado, sus cejas eran gruesas y negras como sus ojos y su cabello. Él no dejaba de fruncir el ceño, parecía que no le agradaba de a mucho la idea de tener una novata en su equipo.
—Dakota, ve con tu nuevo equipo.
—Sí señor.
Caminé hasta ellos y estaba por presentarme, pero ellos me hacen señas para que me quede callada por el momento, así que obedezco. El hombre que ha estado hablando no era más que el director de la Interpol. Debía de tener cerca de sesenta años, su cabello ya estaba canoso y tenía arrugas en su cuerpo. Él termina de asignar a cada uno de los novatos y termina dando la orden de dispersarnos.
El gran temible Wolf pasa por mi lado sin decir una palabra y su equipo comienza a seguirlo. No tuve más opción que seguir a ese hombre creído que se cree un Dios. Los sigo de cerca y entramos en una oficina enorme que parecía ser asignada para su equipo. Cada uno toma su puesto y yo me quedo a la espera de que me informen dónde debía hacerme, pues había dos puestos, pero no sabía si estaban libres, ya que había documentos sobre ellos.
—Hola. Soy Richard, puedes tomar este escritorio, el otro pertenece a Jessica. Te aconsejo no meterte con ella, odia la idea de no seguir siendo la única mujer en nuestro equipo, así que procura no provocarla.
—Entiendo. Es un gusto, Richard. Yo soy Dakota, espero poder ser de gran ayuda.
Él es interrumpido de inmediato por nuestro líder.
—Basta de charla, ya todos saben tu nombre. Toma asiento y comiencen a trabajar.
—¡Sí señor!
Responden todos. Este hombre es muy arrogante, me pregunto... ¿Cómo rayos terminé envuelta con este sujeto con complejo de Dios del inframundo?
Me acerqué hasta el escritorio y Richard me ayuda a mover todos los documentos que había sobre la mesa y dejarlos en otro lado para poder estar cómoda. Mientras hacíamos eso, me iba diciendo en voz baja quien era quien. Además, de decirme que no me tome a mal el carácter de Deimos, pues nunca ha sido de los que sonreía al parecer.
Comencé a hacer las tareas que me iban dando. Fingí ser una novata entregada a su nuevo trabajo para poder encontrar a mis hijas y descubrir si él es el padre o no. Sin embargo, si conseguí mirar el tatuaje que tenía en su hombro, no tendría la necesidad de una prueba de ADN. Si lo es, entonces me sentiré tranquila, porque al menos es un hombre correcto y es atractivo. El mayor problema es que no sabía que él sería quien me estaría buscando para condenarme. Sabía que la Interpol me buscaba, pero no de que era él exactamente quien hacía la búsqueda.
Al terminar el día, me despido de todos y estaba por irme cuando él me impide salir de la oficina.
—Señor Wolf, ¿necesita que le ayude con algo?
Pregunté fingiendo nervios. Retrocedo un paso y no lo miro a los ojos.
—Escucha muy bien. Hay reglas en este equipo y debes cumplir con esas reglas.
—Richard me ha explicado bien las reglas, señor. No se preocupe, haré mi trabajo como debe ser.
—Eso espero.
Me siento rara al ver que me miraba de pies a cabeza. Supongo que me estaba analizando, no lo sé, pero lo que si sabía era que debía ir con cuidado.
—¿Algo más, señor?
—No tengo tiempo para enseñar a novatos, tendrás que aprender por tu cuenta.
—No hay problema, señor. Aprendo rápido.
—Bien.
Él se da media vuelta y se va. Sin duda es un hombre arrogante y grosero. Coloqué mis ojos en blanco y me fui. Cuando giré por el pasillo a la derecha, lo vi hablar con alguien y simplemente pasé por su lado susurrando un «idiota». Lo que no esperaba era que sentiría su mirada en mi espalda y siento correr un frío por toda mi columna.
—¿Estás segura de que estuviste aquí todo el tiempo?—Puedes decirle a mi casero que te enseñe las cámaras.—No será necesario.—Si lo es, ya que parece que me acusas de algo que no he cometido.—No dije…—Estaba agotada y más por tener que haber fingido ser tu pareja en tus cumpleaños, fue muy, pero muy agotador y sigo furiosa por ese beso. No debiste hacerlo, así que lo siento mucho, jefe. Lamento que mi cansancio físico, pero, sobre todo, mental, me hicieron caer en un sueño profundo. Ahora vete.—¿Es esa la manera de hablarle a tu jefe?—No me importa. No estamos en el trabajo, así que técnicamente no tengo por qué obedecerte o respetarte, soy libre de expresarme en mis tiempos libres. Ya saber dónde queda la puerta.Estaba por pasar por su lado, pero el muy infeliz se cruza en mi camino y eso me molesta demasiado.—Mi casa, mis reglas.—No me interesa que sea tu casa o tus reglas.—¿Qué demonios quieres para que me dejes ir para recuperar mi sueño perdido?—Dijiste que despertast
—Dije que fueras a ver si ha llegado el gran señor, no que te quedes viendo a mi conquista con esa mirada. Ella es mía esta noche, después podrá ser tuya.—Lo siento, señor, volveré en un minuto.Lo vemos irse muy dudoso y luego se dirige a mí con el buda en la mano.—Es precioso.—¿Te gusta?—Es lindo.—Puedo darte muchas cosas como estás si aceptas ser mi amante. ¿Qué dices?—¿De verdad?—Por supuesto.—Vaya, suena interesante.—Tendrás todas las joyas que quieras. ¿Te gustaría tocarlo?—¿Puedo?—Toma.Recibo el buda bajo la atención de los tres hombres y sonrío lo fácil que ha sido engañarlos. Este hombre es un completo estúpido. Es al único que se le ocurre tener un buda de oro y diamantes sin tener suficiente seguridad y además me ha entregado el buda sin esfuerzo.—Este buda vale millones, está hecho de oro y diamantes puros. Es precioso.—Lo es. Muy hermoso.—Señor…En el momento en que él se va a dar la vuelta para ver a su compañero de bebidas, me quita el buda y lo guarda en
Tomo a la mujer de la muñeca y le sonrío. Ella me regresa la sonrisa, pero intenta zafarse de mi agarre. —Sabes aún hay algo que me gustaría discutir contigo. —¿De qué quieres hablar? ¿Tienes alguna duda sobre el matrimonio? —No. La verdad es que no, pero si tengo una duda sobre ti. —¿Qué duda? —¿A qué grupo de mafia perteneces? Mi pregunta la confunde y cuando cae en cuenta de que la hemos descubierto deja de sonreír e intenta atacarme. Ambas nos atacamos mutuamente. —Eres buena peleando, lo admito. También admito que eres inteligente al descubrirme. —Gracias por el halago, también eres buena peleando, pero no tan inteligente como yo. —Bruja. Patadas y más puños es lo que nos acompañan como si se tratara de un baile nada elegante, sino más bien algo tipo punk. Consigo dejarla noqueada tras arrojarla con mucha fuerza contra la pared. Compruebo que está inconsciente y me pongo de pie para analizar mi estado a través del enorme espejo que allí había. Me arreglaba mi vestido cu
Estaba tan rígida por ese beso que mi respuesta parecía la de un robot. Richard disimulaba saludando a un conocido que pasó por su lado para darnos el espacio que los «amantes» suelen necesitar. Alguien extraño pasa por nuestro lado y se queda a solo dos pasos de distancia hablando con otro hombre. Coloco mi mano sobre su pecho, pego mi cuerpo al suyo y le susurro cerca a los labios. —Deberías comportarte un poco, estamos en un espacio lleno de personas, deja eso para cuando estemos en casa y en nuestra intimidad, sabes que no me gustan estas acciones frente a los demás. —Lo siento, me dejé llevar. Esta vez sí que finjo organizar su corbata, pero en realidad la aprieto un poco y sonrío. —Está bien mientras reconozcas tus errores, lo dejaré pasar por ser tu cumpleaños. —Gracias, eres muy amable. —No hay de qué. Finjo enojarme por haberme dado ese beso frente a tantas personas. Aunque, viéndolo bien, no había necesidad de fingir, ya que estaba supremamente enojada. —Iré al baño
Lo que dice me pone nerviosa. Algo me decía que debía ser aún más cuidadosa con estas personas y en especial con él. —Me debes un favor, no lo olvides. —No lo haré. Tú pide lo que necesites. —Bien, entonces ve a un banquete con el jefe. —¿Disculpa? Mi cara era de sorpresa, no hace mucho me recuerdo ser cuidadosa y de alejarme de ese hombre y ahora Richard quiere que vaya a un banquete con él. —En dos días se va a celebrar su cumpleaños número treinta cuatro. Participarán varios colegas y familias adineradas, ya que él pertenece a una de esas familias. El problema es que no tiene a una dama con quién ir y puesto a que se niega ir con Jessica por lo que ha hecho en tu contra, no ha buscado a nadie y eres la única en nuestro equipo que lo tolerará más que las otras mujeres. Eres muy amable por ofrecerte, Dakota. Suerte y lo siento. Veo cómo se va rápidamente tras haberme engañado el muy infeliz. Estaba indignada por haber caído en su trampa. Piso con fuerza el piso y me cruzo de b
Me fui de aquel lugar y me dirigí al apartamento que había alquilado para pasar desapercibida. Nada más, al entrar, me quité la ropa dejándola en cualquier parte del apartamento y me fui directa al baño para ducharme. Envuelta en una toalla, fui hasta la cocina y tomé una coca cola del refrigerador y me senté frente a la computadora para intentar hackear el sistema de la Interpol, pero fue una tarea difícil. Me llevaría algo de tiempo conseguir infiltrarme por completo en su sistema. Los días fueron pasando y no volví a cruzar palabras con Deimos Wolf, pero de vez en cuando pude sentir que me miraba muy fijo. En algunas ocasiones no disimula en lo absoluto y me sostiene la mirada hasta que se cansa, en otras ocasiones se toma la decencia de disimular ante todos. Puesto que no he sido la única que se ha dado cuenta de su mirada, lo cual ha hecho que me gane un odio rotundo de parte de Jessica. Al parecer la chica ha estado enamorada de él desde quien sabe cuánto tiempo, pero la verdad
Último capítulo