Tomo a la mujer de la muñeca y le sonrío. Ella me regresa la sonrisa, pero intenta zafarse de mi agarre.
—Sabes aún hay algo que me gustaría discutir contigo.
—¿De qué quieres hablar? ¿Tienes alguna duda sobre el matrimonio?
—No. La verdad es que no, pero si tengo una duda sobre ti.
—¿Qué duda?
—¿A qué grupo de mafia perteneces?
Mi pregunta la confunde y cuando cae en cuenta de que la hemos descubierto deja de sonreír e intenta atacarme. Ambas nos atacamos mutuamente.
—Eres buena peleando, lo admito. También admito que eres inteligente al descubrirme.
—Gracias por el halago, también eres buena peleando, pero no tan inteligente como yo.
—Bruja.
Patadas y más puños es lo que nos acompañan como si se tratara de un baile nada elegante, sino más bien algo tipo punk. Consigo dejarla noqueada tras arrojarla con mucha fuerza contra la pared. Compruebo que está inconsciente y me pongo de pie para analizar mi estado a través del enorme espejo que allí había. Me arreglaba mi vestido cu