—¿Estás segura de que estuviste aquí todo el tiempo?
—Puedes decirle a mi casero que te enseñe las cámaras.
—No será necesario.
—Si lo es, ya que parece que me acusas de algo que no he cometido.
—No dije…
—Estaba agotada y más por tener que haber fingido ser tu pareja en tus cumpleaños, fue muy, pero muy agotador y sigo furiosa por ese beso. No debiste hacerlo, así que lo siento mucho, jefe. Lamento que mi cansancio físico, pero, sobre todo, mental, me hicieron caer en un sueño profundo. Ahora vete.
—¿Es esa la manera de hablarle a tu jefe?
—No me importa. No estamos en el trabajo, así que técnicamente no tengo por qué obedecerte o respetarte, soy libre de expresarme en mis tiempos libres. Ya saber dónde queda la puerta.
Estaba por pasar por su lado, pero el muy infeliz se cruza en mi camino y eso me molesta demasiado.
—Mi casa, mis reglas.
—No me interesa que sea tu casa o tus reglas.
—¿Qué demonios quieres para que me dejes ir para recuperar mi sueño perdido?
—Dijiste que despertast