Prohibido tocar

Lo que dice me pone nerviosa. Algo me decía que debía ser aún más cuidadosa con estas personas y en especial con él.

—Me debes un favor, no lo olvides.

—No lo haré. Tú pide lo que necesites.

—Bien, entonces ve a un banquete con el jefe.

—¿Disculpa?

Mi cara era de sorpresa, no hace mucho me recuerdo ser cuidadosa y de alejarme de ese hombre y ahora Richard quiere que vaya a un banquete con él.

—En dos días se va a celebrar su cumpleaños número treinta cuatro. Participarán varios colegas y familias adineradas, ya que él pertenece a una de esas familias. El problema es que no tiene a una dama con quién ir y puesto a que se niega ir con Jessica por lo que ha hecho en tu contra, no ha buscado a nadie y eres la única en nuestro equipo que lo tolerará más que las otras mujeres. Eres muy amable por ofrecerte, Dakota. Suerte y lo siento.

Veo cómo se va rápidamente tras haberme engañado el muy infeliz. Estaba indignada por haber caído en su trampa. Piso con fuerza el piso y me cruzo de brazos. Al ver que ya no podía hacer nada, me dediqué a trabajar y a mirar con odio a Richard por engañarme. Aunque, me ha engañado para asistir como su acompañante en dicho banquete, al menos tuve información de su parte, lo cual dudaba mucho que fueran mentiras de su parte, porque yo conocía parte de esa historia, ya que fui yo quien lo ha estafado.

No dejo de recriminarme en la mente sobre el error que cometí al estafarlo a él. Los días pasaron rápido y había llegado la hora del banquete. Todos en el equipo asistieron, incluyéndome en esta locura.

Había elegido por hacerme pequeñas hondas en mi corto cabello, me puse un maquillaje suave y un vestido negro largo que me permitiera cubrir el tatuaje de mi pierna. La espalda era descubierta y solo podía verse dos tiras en cruz en ella mientras que la parte delantera tenía un escote en uve. Con mis curvas y altura, hacía que me viera más elegante que cuando me vestía común y corriente.

—Dakota, te ves alucinante. Tienes mi aprobación.

—Cállate, mentiroso. Más te vale que nada malo pase esta noche o serás hombre muerto, Richard.

—Dudo que pasé algo y lamento engañarte así, pero la información que te di es cien por ciento real. Además, fuiste tú quien creó su propia trampa.

—Eres más astuto de lo que pensé.

—Gracias por tu halago. Deimos está en aquella habitación, pronto saldrá para dar la cara a sus invitados. ¿Por qué no vas con él?

—Espero que esté de buen humor.

—Lo está. Nos vemos en un rato.

Richard me da un suave empujón y sale huyendo, su acción me da a entender perfectamente que me ha vuelto a mentir. Resoplo varias veces y al final coloco una sonrisa en mi rostro cada vez que alguien pasaba por mi lado para no hacerles sospechar nada. Caminé hasta la habitación que ha mencionado. Suspiré. Toqué la puerta y esperé.

—Largo.

No hubo necesidad de que alzará la voz para saber que de verdad estaba de mal humor esa noche. Sin importarme su humor, dudaba que estuviera peor que yo y entré, aunque me ha pedido segundos antes de que me largara. Se encontraba sentado en un sofá individual, su rostro lo tenía cubierto por su brazo, era como si quisiera huir de la luz.

—He dicho largo.

Caminé hasta él muy lentamente y respondí.

—Por más que quiera irme, siento decirle que no puedo.

Él alza su brazo y me mira fijamente, no me dejé intimidar por él y seguí caminando hasta él. Fue inevitable y algo impulsivo de mi parte el tocarle la frente con mi mano para saber si tenía fiebre.

—Tu temperatura está bien. ¿Te duele los ojos?

—¿Qué haces?

—Eso mismo quisiera saber yo.

Retrocedo un paso al ver que se sienta más recto y se me queda viendo de pies a cabeza dejándome intranquila.

—Richard, me ha dicho que estabas aquí y ha sabido engañarme para que sea tu compañera en este banquete. Feliz cumpleaños, señor Wolf. Ahora vamos.

Estaba tan enojada que no me di cuenta de que había usado una voz autoritaria.

—Tú no mandas.

—Escucha, fuera de las instalaciones de la Interpol no eres más que un patético hombre ante mis ojos. Dentro de las instalaciones serás mi jefe y eso es todo. Richard, supo engañarme, pero no le daré la satisfacción de sentirse invicto. Así que, levanta tu trasero y sígueme.

Me doy media vuelta para salir de ese espacio, pero tras dar varios pasos y no sentir los suyos, vuelvo a girarme, pero tuve que retroceder tras golpear con su pecho y él aprovecha para sostenerme de la cintura, debido a que estuve a punto de caer al suelo.

—Creí que no me seguías.

—Soy silencioso.

—Eso parece. Terminemos con esto.

Le doy una suave palmada en su mano para que me suelte y este parecía no querer hacerlo, así que le doy un golpe más fuerte.

—Prohibido tocar.

Tras decir eso consigo que me suelte y salgo de ahí rápido, pero él me alcanza y me sujeta de la mano atrayendo mi cuerpo al suyo y sujetándome de nuevo.

—¿Qué haces?

—¿Se supone que eres mi acompañante o no?

—Desafortunadamente.

—Entonces, me temo que tendrás que soportar que toque tu cuerpo. No te alejes de mí.

Él guía el camino hasta la sala principal donde se llevaba el banquete. Todos se acercaban a él y le felicitaban por su cumpleaños. Me sorprendo al ver que es el segundo hijo de un hombre rico. Finjo muchas sonrisas esa noche y ya me dolía el rostro por eso. De la nada siento como alguien me mira por la espalda y al hacer un movimiento para disimular y ver quién era, veo que era Jessica. Vuelvo a mirar a la pareja con la que hablábamos y cuando ellos se van dejándonos a solas, aprovecho el momento y me acerco a él para susurrarle al oído.

—Espero que controles a tu novia, ya que no ha dejado de taladrarme con la mirada o no me quedaré quieta y responderé en defensa propia. Estás advertido.

—Yo me ocuparé de ella.

—Bien.

Tras nuestra pequeña charla, llegaron otras más y parecía que no tenía fin. Muchos de los que se acercaron a nosotros no dejaban de alabarlo por la mujer que tenía en sus brazos.

Al ver que se había acercado un hombre joven, me dio una mala espina su mirada.

—Vuelvo un momento, debo hablar con Richard.

Mencioné para evitar a aquel hombre, pero el parecer darse cuenta de mis intenciones y finge una sonrisa tranquila.

—¿Está bien, señorita?

—Así es. Me disculpo, debo buscar un amigo. Vuelvo pronto.

—Ve.

En esta ocasión Deimos no me impide alejarme y caminé hasta donde estaba Richard. Lo sujeto con fuerza del brazo y él se sorprende por mi agarre, pero finge que no le duele.

—¿Qué...?

—Lo siento, tendré que robarme a este hombre un momento. Disculpen.

Sonrío una vez más y la pareja de ancianos deja que me lo lleve un momento.

—Habla.

—¿Sobre qué quieres que hable?

—De ese hombre.

Señalo discretamente hacía Deimos y veo que él tiene una mirada muy peligrosa en su rostro. Veo como Richard comienza a sudar y temblar.

—Te aconsejo que te alejes de él, si Jessica es loca, su hermano lo es aún más.

—¿Su hermano?

—Así es. Él es Jeison, odia a muerte a Deimos, porque su hermana se ha negado a ser toda una damisela de la sociedad y por seguirlo hasta trabajar en la Interpol. Su familia no estuvo nada feliz por eso. Así que, aléjate de ella y su familia.

—Está bien.

—Estupendo. ¿Qué se siente ser su acompañante?

—No juegues a la suerte, mi querido amigo. No juegues...

Le doy unos suaves golpes en su hombro y le sonrío abiertamente para después pronunciar las siguientes palabras.

—Si le temes a Jessica, deberías temerme más, Richard.

—¿De qué hablas?

—Soy una nerd, siempre lo fui. Pero puedo ser más peligrosa de que te lo imaginas, así que se cuidadoso en este juego, Richard...

—Lo tendré..., en mente..., querida, Dakota.

—Estupendo.

En cuanto terminamos nuestra pequeña conversación secreta, siento como me rodean la cintura y finjo que no pasa nada, pero no pasa desapercibido por Richard. Este se tensiona al igual que yo y no decimos una sola palabra al respecto.

—Estén atentos, hay infiltrados.

Apenas nos explica que hay infiltrados, nos ponemos alerta inmediatamente. No borro la sonrisa de mi rostro cuando siento que deposita un beso en mi cuello para disimular y murmurar a mi oído.

—Ve a la habitación de antes y espera ahí. Hay una computadora, la clave es mi cumpleaños. Eres la mejor en sistema de todo nuestro equipo, hackea las cámaras y vigila por nosotros. Junto a la computadora hay unos auriculares especiales, podrás hablar con nosotros sin problemas para darnos información. Asegúrate de cerrar la puerta y verifica que no hay nadie adentro.

—Entendido.

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